Adolfo Mazariegos
El inicio de un nuevo año siempre supone algún grado de incertidumbre y expectativas por lo que ha de venir. Por aquellas cosas que esperamos y también por las que vienen a instalarse en nuestra vida sin previo aviso. Particularmente en momentos como la actual coyuntura global en la que una pandemia de la que ya todos conocemos un poco, ha marcado un antes y un después que se constituyen en el parteaguas que para muchos es un punto de partida. Para otros, probablemente, seguirá siendo sólo una etapa que el ser humano tendrá que superar para bien o para mal porque sencillamente no queda de otra. No obstante, ciertamente, cada etapa en el desarrollo de la humanidad ha supuesto cambios y avances en conocimientos, en formas de proceder, en movimientos hegemónicos, en ejercicios de poder, en tecnología, etc., y todo ello forma parte ineludible e imparable de lo que hoy día conocemos o aceptamos como desarrollo, ese desarrollo del que unos participamos más que otros, y otros más que nosotros, sea porque tenemos ese privilegio, sea porque se nos permite por conveniencia, sea por la razón que sea. Así es. En tal sentido, prudente es hacer ver que históricamente el desarrollo de la humanidad se ha dado de forma desigual, es decir, unos mejoran mientras a otros no les va tan bien como probablemente quisieran, lo cual podría decirse que obedece a un fenómeno hasta cierto punto natural aún y cuando nos neguemos a aceptar que sea justo o injusto según el caso y según la perspectiva desde la cual se vea. Para que exista un lado de la moneda, debe existir también el otro lado, más allá de la existencia de esa moneda como concepto en sí mismo (dispénsese la utilización del ejemplo). El 2021 trae consigo un cúmulo de retos, sin duda, algunos podrán superarse fácilmente y otros con mucha dificultad. Otros tantos quizá tendrán que esperar para comenzar de nuevo el proceso dentro de un año más, tal como aparentemente estamos comenzando justo ahora. Sin embargo, sea como sea que al final suceda o cómo transcurra el nuevo año, lo cierto es que los retos también suponen oportunidades, sendas nuevas que permiten transitar por campos a veces desconocidos pero que a veces es necesario explorar para encontrar los frutos del esfuerzo individual o colectivo de acuerdo con nuestra particular manera de pensar. Por ello, que la incertidumbre no supere los buenos deseos ni los sueños de logros y anhelos de quienes esperan que el mañana sea mejor. Que las oportunidades sean abundantes y que los logros positivos desborden los vasos de todos, todos los días. Que no haya hambre ni penas innecesarias; que la zozobra se ausente y que no exista orilla en el tic tac del tiempo: ¡Bienvenido 2021!
