Jorge Morales Toj

Maya K’iche’, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario, con estudios de Maestría y Doctorado en Derecho Constitucional. Pacifista y Defensor de los Derechos Humanos.

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Los daños causados por los huracanes Eta y Iota aún no se han cuantificado, sin embargo, podemos afirmar que ha inundado grandes extensiones de tierra y se ha perdido las cosechas de miles de familias campesinas del área rural. Ante tal situación aún no se mira por dónde el gobierno le entrará a la reconstrucción con una visión trasformadora.

Hace una par de semanas, visité un albergue en el municipio de Chicamán del norte del Departamento de Quiché y conversé largamente con los sobrevivientes. Dentro del grupo de mujeres la preocupación fundamental es a dónde ir a vivir, ya que sus niños y niñas estaban amontonados y agobiados en los albergues y que eso estaba generando enfermedades en sus pequeños hijos. Otro aspecto que mencionaron, fue el tema de los alimentos que estaban consumiendo, ya que no eran los que tradicionalmente consumen en su comunidad y que eso ya les estaba desesperando. Las mujeres estaban preocupadas por su vestimenta maya tradicional y expresaron que les estaba llegando playeras y dada las circunstancias tenían que utilizarlas.

Conversando con un grupo de señores albergados, me expresaron su enorme tristeza porque perdieron todo, su casa, su cosechas de maíz, frijol y árboles frutales y la pregunta era a ¿dónde vamos a vivir? ¿Dónde vamos a producir nuestro maíz y nuestro frijol? Y se preguntaron con mucha insistencia ¿será que el gobierno nos apoyará? ¿Cómo nos apoyará el gobierno?

En las conversaciones le pregunté ¿cómo quería ellos que los apoyaran? La primera respuesta unánime de los damnificados fue que todos querían un terreno y apoyo para construir su casa, pero que dicho terreno ya no fuera en un lugar de alto riesgo, porque la experiencia que habían tenido los había dejado “asustados” y que de puro milagro estaban vivos. En segundo lugar que el gobierno les compre suficiente tierra para producir sus alimentos y que le brinde todo el acompañamiento para lograr hacer productiva sus tierras.

Otro grupo de personas incluidas autoridades comunitarias, expresaron su deseo para que el gobierno de una forma ágil, trasparente y sin mucha burocracia les ayudara con maquinaria para rehabilitar las vías de acceso a sus comunidades, para asegurar que llegue ayuda a los damnificados. Expresaron su deseo para que se analice la construcción de nuevos caminos rurales, para facilitar que las comunidades tengan garantizados sus derechos a la salud, educación y alimentación.

Visité el municipio de Nebaj y algunos líderes comunitarios expresaron que los caminos rurales que han sido destruidos en varias regiones, son caminos mal construidos y en muchas ocasiones esos caminos fueron construidos en la época del conflicto armado interno y que fueron diseñados en una lógica de contrainsurgencia y no en una visión de desarrollo rural. Expresan su deseo para que el gobierno escuche su voz y sus propuestas y que se impulse una reconstrucción con una visión trasformadora para garantizar el bienestar de la gente.

La reconstrucción del país, debe ser una oportunidad para involucrar a las comunidades afectadas en un proceso de consulta y participación, que genere empleo rural y sobre todo, que brinde oportunidades de una mejor vida para las comunidades. El gobierno debe escuchar a la gente.

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