Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Vale la pena parafrasear hoy al estratega político James Carville, quien en 1992 advirtió que la campaña electoral tenía que centrarse en la economía. Hoy, con la misma claridad que tenía el asesor político de Clinton, podemos ver que en Guatemala el tema no es únicamente el Presupuesto espurio y suciamente pactado entre los diputados. En realidad el presupuesto es apenas la gota que derramó el vaso porque lo que molesta a la gente es la existencia de un Pacto de Corruptos que actúa con insolencia y prepotencia para continuar con el saqueo del país y mantener la impunidad para los ladrones.

El tema no es el presupuesto sino el sistema que le dio vida. Es la dictadura de la Corrupción impuesta por ese pacto y que ahora encabeza, con evidente gusto y orgullo, el Presidente de la República que maniobró con los diputados no sólo para aprobar ese presupuesto. Maniobró para controlar el Congreso, para no elegir Cortes, para procesar a los magistrados de la CC y tomar el control de esa instancia suprema de nuestro ordenamiento jurídico. Controla el Ministerio Público para asegurar impunidad. Va tras el Vicepresidente porque ese funcionario no se alinea con el Pacto de Corruptos, contra el PDH y cualquiera que se le ponga enfrente.

Entendamos de una vez por todas. Carville nos hubiera dicho ¡Es la corrupción, estúpido! Engavetar ese mamotreto de presupuesto y convocar a los notables de siempre, pilares del sistema de corrupción, para elaborar uno nuevo es darnos atole con el dedo para que baje la intensidad de la indignación ciudadana y que siga la fiesta que tanto les ha rendido. Los notables que convoque el gobierno y el Congreso serán los de la foto, los mismos que visiblemente cerraron filas para acabar con la lucha contra la corrupción expulsando a la CICIG y tratando de destruir ahora a la FECI.

Esto no es un problema ideológico ni una acción que ponga en peligro la democracia en el país. Todo lo contrario, se busca rescatar la democracia para terminar con una dictadura, la peor y más funesta de todas, que es la de la corrupción que une a políticos sin escrúpulos, a sus titiriteros de siempre que les financian, a jueces y magistrados que pactan con Alejos, a sindicalistas como Joviel que maman de la teta de ese Estado maltrecho, al crimen organizado que goza de protección oficial y a lo que ahora se suman policías que muestran el cobre de la brutalidad cuando les dan luz verde para reprimir al pueblo como lo hicieron durante tantos años en el siglo pasado.

Aún sin sustento y base legal van a “archivar” el presupuesto que pactaron pero tendrán que honrar los acuerdos alcanzados para que se mantenga la alianza oficialista. Esperan que archivando el presupuesto la efervescencia social pase, pero deben entender que la agresión a los ciudadanos fue el peor error que pudieron cometer. No hay forma de contener la efervescencia si la gente entiende que el tema no es el presupuesto y que solo un estúpido puede pensar que ese es el único motivo del descontento.

Estamos hartos de la corrupción, de sus efectos en la pobreza de nuestra gente y estamos hartos del gobernante y de esa gente que conforma la clase política más sucia y despreciable de la historia.

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