Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Cantado vale doble decimos en buen chapín. El presupuesto 2021, su forma de aprobación, destino de los recursos y la enorme deuda que sirven para pagar la FIESTA DE LA CORRUPCIÓN, se lograron consumar porque somos un pueblo que dejó que llegáramos a estos niveles sin levantar siquiera las manos.

Lo que empezó en el 2015 y no se tradujo en cambios al sistema porque una parte de la sociedad se tragó la pastilla de la ideología, demostró que al tema de la corrupción “las ideologías” le importan poco. Partidos llamados de derecha votaron no solo por un Estado más grande, sino que además en contra de lo que la teórica derecha pregona.

Pero como esto no es un tema ideológico, los que apoyaron el presupuesto lo hicieron para consumar el “hueveo” continuado más grande de la historia. Están endeudando a las próximas generaciones para pagar los acuerdos, las fiestas y las estructuras de corrupción, así de sencillo.

No aprueban Q32 mil millones de deuda porque están pensando en equipar los centros primarios de salud, tecnificar las aulas, mejorar los hospitales, ayudar al desnutrido, pagar mejor y sin pactos perversos a los servidores públicos de primera línea, para construir mejores cárceles, hacer carreteras, puertos y aeropuertos de primer mundo.

Nos endeudamos porque ya saben que con el dinero de la “reactivación” y la construcción de obra se pueden apilar las maletas tipo las de Benito (que iba a ser Ministro de Comunicaciones de este Gobierno) y están conscientes que con lo que se recetó el Congreso y lo que tiene el Ejecutivo para funcionar, pueden ir haciendo “compras estratégicas” para llenar las valijas y otorgar las plazas que necesitan para lograr los acuerdos.

Alejandro Giammattei le pidió a gente de su Gabinete que contrataran gente mandada por los diputados para lograr la aprobación del presupuesto y por ahora no lo va a vetar, pero si los ciudadanos deseamos en realidad darle ruta a la frustración, debemos empezar por exigir que Giammattei vete el presupuesto y con eso el Congreso haga los ajustes de forma técnica, pensando en la gente y no es sus negocios.

Hay tiempo y como les gusta hacer las cosas en nocturnidad, alcanzan las horas para no llegar a la fecha fatal y nos quedemos con el presupuesto del año pasado. Si Giammattei no lo veta, será imposible borrar sus pactos con los diputados.

Y además de pedir el veto, los guatemaltecos necesitamos canalizar nuestra frustración para ponernos de acuerdo en al menos tres cosas (necesitamos empezar a hablarnos los unos a los otros):

Uno. Necesitamos reformar todo el sistema de compras públicas, de obra, de concesiones, de obras de “emergencia”, sin que para ello repliquemos modelos que han funcionado para el control de grupos específicos.

Dos. Necesitamos reformar el sistema de servicios civil del país. En el Estado la mayoría no atienden con cultura de servicio, porque el Estado es el gran botín y agencia de empleos que sirven de moneda de pago y

Tres. Necesitamos elegir magistrados independientes y reformar el sistema de justicia para evitar la cooptación que hace a los diputados, el Presidente y sus aliados a actuar con total desfachatez y la tranquilidad que da saber que la justicia no funciona.

Si no logramos al menos eso, seguiremos siendo “indignados de redes sociales” y no se cansarán de vernos la cara y de huevear a manos llenas.

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