Emilio Matta Saravia
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La Comisión de Finanzas del Congreso, presidida por el diputado oficialista Duay Martinez, en su dictamen del Presupuesto General de Gastos de la Nación 2021, decidió eliminar Q 200 millones que servirían para financiar la cacareada Gran Cruzada Nacional por la Nutrición. El Congreso, luego, aprobó alevosamente y al amparo de la nocturnidad dicho presupuesto el miércoles en la madrugada. La opacidad de este gobierno no tiene límites.
Recién en agosto de este mismo año, el presidente Giammattei participaba con gran pompa en un publicitado acto de la Gran Cruzada Nacional contra la Desnutrición, en el cual también participaron personeros de la SESAN (Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional) y los gobernadores departamentales.
Obviamente todo se quedó en un show ya que los hechos demuestran con claridad que atacar el flagelo de la desnutrición crónica infantil en Guatemala no es una prioridad para el presidente ni para su gobierno, a pesar de su mensaje en Cadena Nacional del día de ayer, donde intentó tergiversar, como siempre, la realidad, al decir que los Q 200 millones para la Gran Cruzada Nacional contra la Nutrición si están dentro del presupuesto (¿dónde?), y que se suman a los supuestamente más de Q 4,089 millones destinados a la seguridad alimentaria. Sin embargo, los rubros que tal vez podrían identificarse para dicho fin en el presupuesto aprobado suman tan solo Q 2,092 millones, de los cuales la mitad (Q 1,016 millones) se encuentran en el corrupto Ministerio de Salud como un gasto de funcionamiento, y el resto (Q 1,076 millones) se reparte entre SESAN, Ministerio de Agricultura y Ministerio de Desarrollo, siendo un 75% gasto de funcionamiento y un 25% gasto de administración. Ningún rubro de “seguridad alimentaria” dentro del presupuesto aprobado es destinado para inversión. Juzgue usted, estimado lector, cuál será el verdadero destino de estos fondos.
El presidente debería tener claro que la desnutrición crónica infantil no se combate solo con enviar eventualmente una bolsa de alimentos a algunas personas de escasos recursos. He repetido hasta el cansancio, y lo seguiré haciendo, que para atacar este mal, es necesario: (1) tener un sistema de información que permita detectar, mapear y cuantificar a los niños con este padecimiento, tomándoles mediciones periódicamente, (2) construir, equipar y dotar de personal, medicamentos y suplementos alimenticios a centros de atención primaria cerca de las poblaciones donde se concentra la mayoría de casos de desnutrición crónica para que los niños puedan ser atendidos y recuperados (quienes ya la padecen) o prevenidos (quienes aun no la padecen pero ya presentan síntomas), (3) educar a las madres para la correcta alimentación, tanto de sus hijos como de ellas mismas, (4) a la par de lo anterior, se debe invertir en salubridad, tanto de las viviendas (baños en vez de letrinas y cocinas adecuadas), como en las comunidades (drenajes, alcantarillado y acceso a agua potable). No se vislumbran inversiones de este tipo en el presupuesto aprobado.
Ciertamente la oscura aprobación de este presupuesto, aunado al cinismo mostrado los funcionarios del Legislativo y el Ejecutivo, nos deberían de unir a los guatemaltecos, para dejar de lado la indefensión y salir a la calle a manifestar nuestro repudio por el actuar de los funcionarios de este gobierno.