José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Los partidos políticos ya cuentan con libertad para realizar sus asambleas. El Tribunal Supremo Electoral (aunque el oficio de la ministra de fecha 30.10.20 los obligo) tuvo que retractarse, modificar su Acuerdo de prohibición y se vio obligado a respetar lo preceptuado tanto en la Constitución Política de la República como en la Ley Electoral y Partidos Políticos dando paso a la obligación que los partidos se ordenen. Y eso, conviene a todos que así sea.

De no darse la profunda reforma electoral, aunque siga incurriendo en necedad, nada cambiará en este país y; en el caso de la administración de justicia, son urgentes también las reformas constitucionales. Importantes temas se discutieron en la Comisión de los 30 de la Constituyente, aunque al final no llegaron al Pleno. Temas como ser afiliado al partido político para que lo inscribieran para ser candidato a diputado, elegir a los diputados a mitad del periodo presidencial por mencionar algunos ejemplos.

Pero hubo otros que lograron ser discutidos y aprobados con cambios. Uno de ellos fue la obligatoriedad de tener el 4% del total de votos emitidos para “sobrevivir” como partido político a lo que agregamos: “o tener un representante en el Congreso de la República”. Y, el caso de los responsables del rompimiento del orden constitucional y sus parientes dentro de los cuatro grados de ley, era claro que se refería para el periodo del hecho y el siguiente, en el pleno, esto último se eliminó.

Otros temas son responsabilidad de las reformas del 1993 como la reelección de los alcaldes. Si los alcaldes pueden reelegirse, regresamos a la idea original de que los concejos municipales se elijan en forma proporcional y no que, un alcalde que gane con la mitad de los votos, llegue con la planilla completa. Incluso en algunos departamentos se mantenía el sistema de representación con una unión entre municipalidades ladinas y municipalidades indígenas, por ejemplo; el cuarto concejal de Totonicapán, el tercero de Quetzaltenango y el segundo de Chichicastenango se convertían en el alcalde Indígena.

Abundio Maldonado dijo que no pudo hacer nada porque había tenido al Concejo en contra, un concejo en donde por cierto estuvo el progenitor del presidente Alejandro Giammattei. Hoy incluso se habla de ir a una segunda vuelta en las corporaciones municipales cuando no se alcance mayoría.

¿No sería apropiado elecciones a mitad del periodo para respaldar o castigar al presidente, incluso elegir no solo a los diputados, sino también a los gobernadores? ¿O quizá, fortalecer la figura vicepresidencial con funciones de trascendencia como en otros países en donde preside alguna de las Cámaras o los Consejos de Estado? Son muchos los cambios que urgen para dar un respiro a las encrucijadas en donde estamos inmersos.

El sistema está sumamente débil que se habla de distritos electorales pequeños o votar por la persona y no por una lista, algo que sería ideal, pero en estos momentos tenemos que trabajar en construir ciudadanía y participación electoral y para eso, las candidaturas independientes tienen cada día más adeptos. El reto sigue siendo para el TSE y para el Congreso, la reforma electoral debe ser profunda hay que caminar, porque hay que exigir, pero ante todo… participar.

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