Mariela Castañón

mcastanon@lahora.com.gt

Licenciada en Ciencias de la Comunicación, once años de ejercicio periodístico en la cobertura de niñez, juventud, violencias, género y policiales. Becaria de: Cosecha Roja, Red de Periodistas Judiciales de América Latina, Buenos Aires, Argentina (2017); Diplomado online El Periodista de la Era Digital como Agente y Líder de la Transformación Social, Tecnológico de Monterrey, México (2016); Programa para Periodistas Edward R. Murrow, Embajada de los Estados Unidos en Guatemala (2014). Premio Nacional de Periodismo (2017) por mejor cobertura diaria, Instituto de Previsión Social del Periodista (IPSP). Reconocimiento por la "cobertura humana en temas dramáticos", Asociación de Periodistas de Guatemala (2017). Primer lugar en el concurso Periodístico “Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes”, otorgado por la Asociación Pasmo, Proyecto USAID (2013).

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Mariela Castañón
mcastanon@lahora.com.gt

Esa tarde de diciembre de 2011, me sentía nerviosa, ¿por qué no admitirlo? también temerosa. Se trataba de una cobertura diferente. Estaba investigando la mezcla de perfiles de pacientes del Hospital de Salud Mental Federico Mora con personas sindicadas de delitos, de quienes se sospechaba usarían su “padecimiento mental” para evitar la privación de libertad en una cárcel.

Me temblaban las piernas, me sudaban las manos, pero tomé valor y toqué el timbre. Estaba frente a la puerta del Hospital de Salud Mental Federico Mora. Habíamos acordado una entrevista con quien era la directora ejecutiva de ese lugar, en ese año.

¡Inesperada bienvenida! Alguien nos abrió la puerta de inmediato, asumo que era el guardia, pero no emitió ninguna palabra. En segundos apareció un hombre alto, de cabello crespo, tez morena, con una sonrisa dibujada en su rostro, como si conociera a mi amigo fotógrafo José Orozco y a mí.

-Qué bueno que nos visitan, porque casi nadie viene- nos dijo. –No se preocupen- yo los voy a acompañar, repitió.

– ¿A quién buscan-nos dijo? – A la directora, le respondí.

Su amabilidad y cortesía cambió mi nerviosismo y tensión por tranquilidad, sin embargo, a medida que íbamos avanzando, la realidad me mareaba: pacientes desnudos dormidos en el suelo, olores fétidos. Seres humanos perdidos en su propio mundo: riendo, llorando, golpeando paredes.

-Dame 25 centavos- me dijo un sexagenario sin camisa. No pude responder nada.

– ¿Para qué quiere 25 centavos? – le dijo mi amigo José. -Para un cigarrito que compro en la tienda-, respondió. Nuestro anfitrión sonrío y dijo “aquí no hay tienda”.

Tantas miradas sobre nosotros me ponían mal. Nuestro anfitrión repetía que pronto estaríamos en la oficina de “la seño”, porque él conocía muy bien el camino. Esa frase “conocer bien el camino”, empezó a desconcertarme…

Finalmente llegamos a una oficina y desde la ventana nuestro anfitrión empezó a gritar
-Seño te buscan-. Ella respondió: -gracias mijo, ahorita no-. -Vení a ver lo que te traje-, repetía.

Cruzamos miradas con mi amigo José y sin decirnos nada empezamos a caminar a la puerta principal de la oficina. La directora sonrío y en referencia al amable anfitrión nos dijo: -Él es otro de nuestros pacientitos. Le gusta acompañar a las visitas hasta la oficina-. -No sé a qué se dedicaba él, pero siempre está en la puerta”, nos explicó.

La directora nos advirtió que nuestro anfitrión también tenía “momentos difíciles”, pero regularmente su día transcurría bien con tratamiento, por eso también “aguantaba los zapatos”, porque como habíamos observado, casi nadie soportaba el calzado todo el día.

Detrás de cada cobertura periodística hay una historia que se queda con nosotros, se conserva, se describe y se comparte con las personas que nos leen y nos motivan a seguir en esta noble profesión.

En el año 2011 yo tenía tres escasos años de ejercer como periodista. El tiempo transcurre y nunca dejamos de aprender y de reconstruirnos. Este es el enlace de la publicación realizada después de esta cobertura. https://wpvip.lahora.gt/produccion/hemeroteca-lh/sobrepoblacion-en-el-hospital-federico-mora-no-esta-disenado-para-cumplir-a-cabalidad-con-tareas-actuales/

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