Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

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Sandra Xinico Batz
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La distribución de la Internet en Guatemala se concentra en un par de compañías transnacionales, que prácticamente se constituyen en un monopolio, que maneja y controla este mercado y por ende define el costo de este servicio. Recordemos que una de las compañías (de telefonía e internet) con más presencia en el país absorbió a finales de los 90’s la telefonía nacional, cuya privatización fue el resultado de una estrategia de desmantelamiento de los servicios públicos del Estado, provocada por el gobierno de Álvaro Arzú, que fue justificado a través del desgaste de la institucionalidad para legitimar su venta, con la falacia de que con ello mejoraría la calidad de los servicios, lo cual nunca ocurrió.

Ese mismo desgaste ha sido provocado en el sistema de educación pública, que actualmente atraviesa uno de sus momentos más difíciles, inducido en parte por la crisis de la COVID-19, pero principalmente porque desde antes de la pandemia la educación ya era un negocio, cuya calidad y acceso son privilegios que gozan una minoría, en contraposición a miles de jóvenes, niñas y niños que han visto su proceso educativo truncado y que sufrirán las consecuencias de esta desigualdad, provocada por las modalidades que el gobierno y el Ministerio de Educación han implantado e impondrán en 2021, sin que estén acorde a la realidad del país.

Nos referimos a una Guatemala que no tiene acceso a internet, energía eléctrica y recursos económicos para adquirir dispositivos electrónicos, que son necesarios para la educación en línea; no basta con tener un celular, ya que este requerirá saldo para funcionar y electricidad para ser cargado y tanto para comprar Internet como para pagar la luz se necesita dinero; todo esto en medio de un alza del desempleo y un incremento al doble en la tarifa de la energía eléctrica. Decretar el uso de una plataforma virtual o inventar una aplicación no son soluciones y no es suficiente, porque se trata de una sociedad que (sobre)vive en desigualdad y empobrecimiento.

Según datos del XII Censo Nacional de Población y VII Vivienda 2018, el 78% de la población guatemalteca no tiene acceso a una computadora y el 69% no tiene acceso a Internet, y el uso de estos se concentra principalmente en el departamento de Guatemala; por otro lado, Alta Verapaz es el que menos tiene acceso a celular, computadora e internet y al mismo tiempo es el departamento que tiene más población maya. Únicamente 2 millones 364 mil 580 personas indicaron tener acceso a celular, computadora e internet de una población de más de 16 millones.

Y hay más complejidades en esto, por ejemplo, la pertinencia cultural en la educación, lo cual ya significaba un gran desafío en un sistema educativo racista, que antepone el español en un país donde existen 25 comunidades lingüísticas diferentes. Las Guías de Autoaprendizaje del Mineduc requieren del acompañamiento de madres y padres, que muchos no saben leer y escribir en español y para leer en idiomas mayas es necesario conocer el alfabeto español.

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