Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

John Holloway en el prólogo al libro del guatemalteco Sergio Thiscler, Memoria, Tiempo y Sujeto, se pregunta ¿qué es el tiempo? ¿Qué es la historia? ¿qué es la memoria? ¿importa? Y a la vez se responde y dice: Si, importa. Importa mucho. Importa porque nuestro problema, en estos tiempos de guerra y de una opresión e injusticia cada vez más obvia, es cómo abrir el mundo, cómo encontrar la esperanza en un mundo que la niega, cómo encontrar el sol en un cielo totalmente gris.

He de reconocer que por primera vez escuche un podcast, el cual me impacto profundamente. Este podcast llamado La Advertencia, en cinco episodios me ha recordado, en términos de memoria histórica, la lucha y resistencia de los Pueblos y los movimientos sociales y populares por transformar una estructura económica, política, social y cultural que les ha oprimido y explotado. Escuchar las voces que han tomado control sobre la historia y la han transformado me sacudió y me sentí uno con las historias de cada uno y cada una de ellas. Oír la voz de Jacobo Árbenz y su claridad sobre el momento histórico que vivía y las consecuencias futuras de no consolidar la revolución fueron tan esclarecedoras. Pero por si eso hubiese sido poco, escuchar las voces de mujeres víctimas de violencia sexual y las y los familiares de las víctimas de Genocidio que contribuyó que se sentenciara al Genocida me lleno de esperanza y renovará mi credibilidad en que es posible cambiar el rumbo de la historia.

“El tiempo y la historia y la memoria son centrales para la esperanza. La esperanza de construir otro futuro, no un paraíso en el cielo después de la muerte, sino un mundo de dignidad humana aquí en la tierra” escribía Holloway y me parece tan certero su anuncio para los Pueblos que habitamos estos territorios. Recuperar nuestra memoria plagada de luchas, resistencia, utopías, rebeldías e irreverencias será sin lugar a dudas la base sobre la que podremos construir un futuro lleno de dignidad y bienestar para todos y todas.

Recuperar en toda su dimensión la resistencia de los Pueblos Originarios frente la invasión y genocidio español, traer a la memoria las cotidianas rebeliones de los Pueblos Indígenas durante la Colonia, traer al presente e inundar nuestras luchas de las rebeliones del Pueblo Ixil, de los Tzutujiles, de los Q´eqchi´y de otros pueblos. Traer al presente la capacidad transformadora y revolucionaria de la generación que hizo posible la Revolución de Octubre en 1944, las esperanzas de las y los jóvenes de 1962 y de la generación que posibilitó el Movimiento Revolucionario. Pero también resignificar las luchas del movimiento campesino por la tierra y las resistencias pacificas en oposición a la instalación del modelo económico extractivista, las luchas de la juventud y de las mujeres o del movimiento del 2015, serán sin duda, nuestro triunfo sobre la oligarquía y los grupos que pretenden arrebatarnos la memoria y con ello nuestra capacidad transformadora.

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