David Martinez Amador

Politólogo. Becario Fulbright-Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario,, Analista Político y Consultor en materia de seguridad democrática. Especialista en temas de gobernabilidad, particularmente el efecto del crimen organizado sobre las instituciones políticas. Liberal en lo ideológico, Institucionalista y Demócrata en lo político.

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David C. Martínez Amador

En el artículo anterior argumenté esencialmente que la presidencia estadounidense es la única oficina presidencial cuyo efecto en la toma de decisiones es global. Es una democracia constitucional de 244 años (un sistema unificado de gobierno estable por más de dos siglos) , la democracia constitucional más vieja del mundo y la presidencia estadounidense tiene esa longevidad. Incluso por encima de la presidencia francesa, instituida en 1848.

La dinámica bipartidista tan particular de los Estados Unidos ya puede trazarse al lejano año de 1820, cuando los partidos tomaron una dinámica de ser ´partidos de masas´. Pero hay que notar, cuando la América española se planteaba con dificultad el tipo de modelo político a optar, Estados Unidos ya era una república. Recordemos que la independencia de México inició primero siendo un intento por instaurar de vuelta al Monarca español (Fernando VII), nunca un intento por separarse de España. Luego de concluida la guerra contra España, México optó por un modelo imperial y no una república. Los Estados Unidos han sido por más de 200 años, una gobierno republicano bajo reglas de democracia constitucional.

Los partidos políticos en EEUU han tenido diferentes nombres antes de llegar a ser lo que son hoy pero sus líneas ideológicas están claramente definidas desde hace mucho tiempo.

Sin embargo, aunque existan dos dinosaúricos partidos políticos, hacia dentro de estas estructuras hay al menos (hoy) cuatro corrientes políticas claramente identificables. Estas corrientes son: 1. Demócratas pro-establishment con visiones fuertes en defensa nacional, Joe Biden es un representante de esta corriente. 2. Green-new deal y new left, Bernie Sanders, Alexandra Ocasio Cortéz y en menor grado Kama Harris son representantes de esta corriente. 3. El Republicanismo tradicional basado en un conservadurismo social, con visiones fuertes en defensa nacional y preferencia por una economía desregulada. Y, por último, el Trumpismo, manejado por el lobby pro Israel, la derecha evangélica, la Asociación Nacional del Rifle (y un poco más de coqueteo con los grupos de supremacía blanca).

Ahora bien, ¿Qué es el Trumpismo?

Porque, hay que dejar en claro que si bien Donald Trump ganó la nominación y presidencia por el Partido Republicano su filosofía política no es y nunca ha sido estricta y ortodoxamente la filosofía republicana. El ´Trumpismo´ cómo filosofía política aún debe de ser sistematizado y explicado. Sin embargo hay varios libros que pueden dar algunas luces. El texto Fuego y furia: En las entrañas de la Casa Blanca de Trump​ escrito por el afamado periodista Michael Wolff y el libro The Room Where It Happened: A White House Memoir del ex embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas John Bolton son dos lecturas obligadas. Y claro, quizá la mejor fuente, el sitio web de noticias, opiniones y comentarios políticos ´Breibart´, fundado por Andrew Breibart y cuyo mejor expositor fue Steve Bannon ( ex consejero cercano de Trump).

¿Qué es el ´Trumpismo´? Es una filosofía ´política´ seudo conservadora, opuesta a los enfoques de la corrección política, simpatizante de la economía abierta, crítica de las élites, pero por encima de todo, destructora de las tradiciones políticas.

Por eso, la presidencia de Trump es cómo es: Impredecible, comunica más vía redes sociales que por forma tradicional, no tiene reparo en coquetear con el autoritarismo (o los grupos de supremacía blanca), insulta a la prensa, cuestiona la política exterior tradicional republicana, cuestiona la opinión de los tecnócratas (civiles o militares) y gusta de insultar a los adversarios políticos. Pero quizá, su característica principal es un frío pragmatismo sin escrúpulos.

Razón por la cual utiliza la mentira cómo instrumento para crear realidades alternas que mantengan motivada a su base.

 

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