Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Si la gente no tuviera algunas autoridades en las que confía no se dieran ciertas denuncias. Ese fue el caso de la persona que denunció en la FECI que en una casa ubicada en la Antigua Guatemala habían escondidos Q122 millones. Eso dice mucho de lo que Juan Francisco Sandoval y su equipo proyectan en la sociedad porque demasiada gente los mira como una luz en el camino para los que desean una Guatemala mejor.

Dicho lo anterior, como ciudadanos además de indignarnos debemos hacer una introspección y asumir con agallas que somos en parte responsables que se den tales atrocidades, porque al constituir una ciudadanía con plena indiferencia hemos permitido que los negocios persistan, que las mañas se modifiquen pero que los vicios queden porque no atinamos a debatir con profundidad en torno a la corrupción con la que se roban el dinero de todos.

Hemos permitido que algunas mafias usen “la soberanía” para defender a actores y actos de corrupción. Durante los últimos años, se ha usado el término para atacar todo aquello que pone nerviosos a los malhechores y prueba de ello es que nunca gritaron soberanía cuando Donald Trump nos amenazó por lo del tercer país seguro por lo mucho que le agradecían “haberles quitado un peso de encima” con los investigadores.

Doña Consuelo, esa señora que genera tanto Desconsuelo en las viñas del Señor, no salió a la conferencia de prensa con Juan Francisco Sandoval porque su lucha contra la FECI es real. Cualquier Fiscal General que juega el rol de líder y que se siente orgullosa que su gente incautó Q122 millones, acompaña al equipo a dar la cara.

Pero como Consuelo fue electa para hacer Porras a quienes la eligieron y protegerlos de los actos de corrupción, sin duda que ahora le estarán reclamando que no haya entorpecido las acciones de los valientes fiscales del Ministerio Público (MP) y servidores de otras instituciones del sector justicia.

Ni Consuelo ni nadie de la Policía Nacional Civil (PNC) se hicieron presentes y Sandoval dio a conocer que le quitaron a un agente clave en la fiscalía. Habrá que seguir ese caso con detenimiento para saber qué provocó el cambio, quién lo solicitó pues de plano alguien se quejó y/o sintió que no fue “cordial” al hacer su trabajo. Urge proteger a ese agente.

No hay que comer ansias y debemos dejar que los investigadores hagan su trabajo para saber quién se había “hueviado” el dinero de la gente. Por muy que nos hayan querido vender que la corrupción era normal, que dar facturar falsas era común y que la soberanía la convirtieron en la nueva licencia para robar a manos llenas, no hay nada legal en estas conductas.

La FECI está tocando fibras y sin duda alguna se le vendrán encima con igual o más fuerza que antes, tal y como están haciendo con la Corte de Constitucionalidad (CC). Que se activen delincuentes como Igor Bitkov, al que le abrieron las puertas del Palacio de par en par, nos permite ver por dónde va la cosa.

Me imagino la cantidad de veladoras que deben haber puesto todos aquellos que defendieron a las mafias que usaron la “soberanía” como excusa para explotar el sistema con el afán de robarse el dinero de la gente. Si hay un mínimo de decencia, sabrán que fueron parte del plan de unos ladrones natos.

Y una cosa deben saber: si ese dinero fue robado por un Ministro quiere decir que el Presidente que sea estaba no solo enterado, sino que recibía su tajada. Llevo suficientes años en esto como para saber que los Ministros “huevean” hasta donde los Presidentes los dejan.

El camino para transformar Guatemala es largo, duro y demandante, tal y como las jornadas que vivieron los funcionarios que llenos de indignación, contaron tanto pisto. Pero como ellos, los guatemaltecos podremos sentirnos satisfechos si nos unimos alrededor de mínimos para cambiar este sistema que no da más.

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