José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Tras la formación del partido TODOS, con políticos jóvenes y una significativa parte que venía del partido verde y los que después se quedaron con la agrupación, se tuvo la esperanza que trabajaríamos arduamente la temática ambiental. Significativa fue la experiencia adquirida en ese tema en tiempos de mi primera legislatura; como lo fue durante el tiempo que me aparté de la política partidista y luego, a mi regreso, como Presidente del Organismo Legislativo

Iniciábamos en la Constituyente cuando la Municipalidad se sumó a los grupos que buscaban incidencia en el articulado constitucional. Existió un proyecto en la Alameda Norte zona 18, consistente en la organización ciudadana y su capacitación para la clasificación de desechos y posterior entrega a un centro de reciclaje y biodigestores, lo que representaba, además del cuido ambiental, la generación ingresos, pero más importante era que el modelo podía replicarse en toda la ciudad y esto representaba no solo evitar el surgimiento del relleno sanitario de la zona 3 sino, las graves consecuencias que persisten en la actualidad.

Consta en los archivos desclasificados de la Policía Nacional, que el 26 y 27 de octubre de 1984 fueron asesinados Carlos de León Gudiel y Vitalino Girón Corado respectivamente. La misma suerte corrió, un mes después la ingeniera Beatriz Charnaud quien trabajaba en temas de aguas, obras y medio ambiente. Más que sorpresa, lo admito, sentí miedo. Ella nos enseñó el proyecto y por ello, tuve interés por investigar aun a sabiendas que los mismos archivos policiacos documentaban que un sector del Ejercito decidía quien vivía y quien dejaba de hacerlo. Se dijo que los asesinatos fueron por promover la organización de los ciudadanos en tiempos del conflicto.

Yo iba a ser parte de un momento histórico y tenía que prepararme, fueron muchos los que me aconsejaron sobre un aspecto polémico y de largo plazo que históricamente ha causado confrontación: el asunto ambiental. Descubrí que todo respondía a un modelo de desarrollo económico de Estados Unidos en donde existía diferencia entre el norte, que se convertía en la parte industrial, empresas con varios socios, es decir las sociedades anónimas; y el modelo sureño, que se exportó a nuestro país y en donde los negocios eran agrícolas con pocos propietarios, y las plantaciones de frutas, otro asunto motivo de grandes conflictos y confrontaciones con quienes, desde aquel entonces, trabajaban por la conservación de la naturaleza. ¡Qué profunda e interesante fue la temática! la Constitución, adelantándose al problema, contempló la explotación de los recursos naturales, pero de una forma racional y técnica.

Hablaremos de las leyes aprobadas y sus protagonistas, las que faltan por aprobar y la persistente confrontación por los contenidos ambientales. Si bien se han tenido avances como producto de diálogos y consensos, lo que falta sigue sin ser finiquitado porque, a pesar de todo, falta más diálogo y más consenso generando con ello inestabilidad y falta de certeza jurídica. Esos vacíos legales e interpretaciones a conveniencia sectorial, impiden que empresas nacionales e internacionales inviertan en este país en aspectos mineros, energéticos, de madera, y de cultivos impidiendo la generación de empleo y especialmente frenando el combate al hambre que tristemente aqueja a los guatemaltecos más vulnerables del país. Continuará.
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