Gladys Monterroso
“La violencia es el último recurso del incompetente” Isaac Asimov
La Justicia tiene nombre femenino, no porque las mujeres seamos mejores ni peores, ni porque seamos más justas o no, tiene nombre femenino, porque durante siglos se nos fue negado desde el derecho a existir hasta el derecho a elegir, un ejemplo es Guatemala, cuando en la Constitución, de 1945, se reconoció la ciudadanía de hombres y mujeres, pero el voto solamente lo podían ejercer las mujeres instruidas, cuando en su mayoría no sabían leer y escribir, por lo tanto, la mayoría no pudo ejercer ese “derecho”, los hombres analfabetos si podían votar, otra diferencia para las mujeres radica en que el voto no era obligatorio, posteriormente en 1965 , la mujeres tuvieron, tenemos el derecho al voto sin discriminación si sabemos leer o no.
Ya en España, en 1931, Clara Campoamor promulgo ante el congreso la célebre frase “Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer. “ Y aunque le costó sinsabores, logró el voto para la mujer en ese país, derechos ejercidos en 1933 y 1936, perdiéndolo hasta recuperarlo nuevamente en 1977. En Guatemala afortunadamente ese derecho no nos ha sido arrebatado después de habérnoslos ganado sin restricciones en 1965.
¿Por qué lo anterior? La justicia siempre fue representada por una mujer desde Egipto y Roma, aún hoy sigue siendo femenina, sin embargo en la vida de una nación quien menos recibe justicia es la mujer, prueba de ello, estriba en que posteriormente de la reapertura del país después de mantenerse cerrado por el Covid19, han vuelto los asesinatos a las mujeres, ¿Qué si a los hombres también los asesina? Sí, pero la gran diferencia es la saña con la que se mata a una mujer, esa discriminación es ser quien es: Una mujer.
La mayoría de las muertes de mujeres está acompañada de la supremacía masculina, si analizamos la historia reciente en el país, ha aumentado el número de mujeres asesinadas, los casos más recientes se llevan en distintos lugares de todo el país sin diferencia alguna de su estrato social o económico.
¿Existe la justicia para las mujeres asesinadas en el país? No, a pesar que la Justicia sea en femenino, no existe justicia para las mujeres asesinadas en el país, veamos, se crea una ley del femicidio, que pretende ser una medida disuasiva contra el maltrato hacia la mujer, desde el psicológico hasta la muerte incluyendo el físico, pero eso no ha incidido en que los delitos de sangre contra las mujeres disminuyan, no ha sido un paliativo y tampoco preventivo.
No hay un solo día en el que no se lamente un crimen contra varias mujeres, tanto es así que en el informe del INACIF al 2019, del total de los casos atendidos un 30% corresponde a las mujeres adultas, y un 60% a los niños, niñas y adolescentes, como se puede observar y concluir, es un alto porcentaje de la sociedad vulnerable el de las mujeres, niños niñas y adolescentes, tanto que entre los tres grupos suman un 90%, la estadística es una ciencia exacta, lo que significa que la sociedad vulnerable que no son hombres suma un 90%, y escribo hombres, porque en gran parte las víctimas lo son, del género masculino.
El problema radica principalmente en la alimentación por parte de madres, padres, parejas y mujeres en general de la posición de poder del varón, cuando lo que se debe privilegiar es el respeto a la igualdad de unos y los otros, tanto que se deben comprender como complemento, no como subordinación.
Todo lo anterior viene a colación por los crímenes cometidos últimamente contra las jóvenes Litzy Cordón, Yoselyn Sis Pérez, y Laura Daniela Hernández Guevara, no porque ellas sean las únicas asesinadas brutalmente, si hiciéramos un recuento sumarian demasiadas, es porque algún nombre les pondremos a todas las víctimas se llamen como se llamen de la violencia contra las niñas, mujeres y niños en el país.
Lo más catastrófico, es que este fenómeno es a nivel mundial, no es un fenómeno guatemalteco, eso no significa que no tratemos de poner un hasta aquí a este tipo de violencia que se ha convertido en una pandemia social, y que debe ser combatida desde los hogares, escuelas, universidades y sociedad en general.
Alto a la violencia, sin importar el género, pero más aún a los niños, niñas adolescentes y mujeres en general.