Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Ayer quedó cerrado el caso de la muerte y desaparición de Cristina Siekavizza, luego de que el sindicado del crimen, Roberto Barreda murió víctima del Covid-19 según los reportes oficiales. Y es que el Ministerio Público pidió la aplicación del Criterio de Oportunidad en el proceso que aún se mantenía en contra de la madre de Barreda, Beatriz Ofelia de León, y de Oscar Celada Cuevas. El juez Xitumul aceptó la petición del Ministerio Público y dispuso una ridícula suma de resarcimiento económico tanto para la empleada doméstica que recibió amenazas como para los hijos de la víctima.

El Criterio de Oportunidad no implica la aceptación de la responsabilidad penal, sino simplemente es una forma de acabar con un proceso penal cuando el Ministerio Público se abstiene de ejercitar la acción penal porque “considere que el interés público o la seguridad ciudadana no están gravemente afectados o amenazados, previo consentimiento del agraviado y con autorización judicial”, lo cual procede al estimar “que la responsabilidad del sindicado o su contribución a la perpetración del delito sea mínima”.

Cada uno puede hacer su propio juicio respecto al crimen, a la forma en que se ayudó a Roberto Barreda a deshacerse del cuerpo de su esposa y luego escapar a México donde fue localizado para que viniera a enfrentar juicio. Según el Ministerio Público quienes le pudieron ayudar no sólo a encubrir el delito sino a desaparecer para siempre el cuerpo de Cristina hicieron una contribución mínima y con ello el caso queda definitivamente cerrado y en absoluta impunidad.

Creo que para la familia Siekavizza este debe ser un momento difícil porque si bien no había esperanza de que alguno de los aún sindicados tuviera siquiera el gesto de dar indicios de la ubicación del cuerpo, en el fondo siempre se guarda alguna esperanza. Pero sin duda que todo ese larguísimo proceso ha sido un desgaste tremendo y su empeño por lograr la justicia deberá ser siempre ejemplo de lo que como ciudadanos debemos hacer aún en un sistema tan podrido como el que tenemos y en el que alguien que tenga los suficientes contactos o el suficiente cuello puede hacer micos y pericos.

La muerte de Barreda, que mucha gente pone en seria duda, vino a ponerle fin al caso en su contra que lógicamente fue clausurado después de que se presentó el respectivo certificado de defunción. Y con ese certificado se certificó, también, la exoneración para todos aquellos que pudieron ser sus cómplices, que le pudieron ayudar no sólo a deshacerse del cuerpo sino a eliminar cualquier vestigio que hubiera servido de evidencia sobre la comisión de un crimen. Ese certificado de defunción permitió la total exoneración de los otros implicados que hasta cuestionan con tono despectivo el monto de la risible compensación económica.

#DóndeestáCristina será un doloroso y eterno hashtag que nos debe recordar lo que significa un sistema de justicia controlado por las mafias y cómo el cuello y los conectes terminan siendo elemento clave.

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