Luis Fernando Bermejo Quiñónez

@BermejoGt

post author

Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
@BermejoGt
lfernandobermejo@gmail.com

Hoy escribo de un buen amigo de toda la vida, Jonathan Layton González. Se nos fue el viernes 25 de septiembre. Escribo para recordar un gran amigo y empresario que dejó muchos recuerdos en muchas personas a través de su paso por el colegio, la universidad, su vida futbolística, en su familia y en su vida como empresario.

De cariño me decías “mijo”, “mi patojo”, “mi cachorro”, “chejas” o “Licenciado”. Siempre tenías un apodo para todos o en un instante sabías cómo molestar a alguien. Eras “fregonazo”. Lo cierto es que desde que te conocí a los 4 años en el colegio, siempre eras bromista, pero el bromista que no caía mal o sangrón, sino el que hacías reír a la misma persona que molestabas. Eras un líder. Desde pequeño eras bueno para el futbol, eras una “ladilla” y eras hábil. Eso te llevó a ser más adelante a ser seleccionado de futbol y a serlo a una edad muy joven. Unas lesiones en la rodilla no permitieron que eventualmente pudieras jugar en futbol profesional en Europa, pero fuiste jugador de los Cremas y ya desde la secundaria ganabas más dinero que muchos profesionales. Mi “cachorro” siempre tuviste “buena estrella”. Pero no sólo en el futbol, sino también fuera de la cancha, eras querido por tu familia, por tus amigos y además “tenías pegue” con las mujeres, aunque la Marce, tu adorable esposa, te capturó temprano como a los 17 y ella con 14. Eras “vivo” y tenía un olfato para muchas cosas de “la calle”. En las clases “te las espantabas” y tu mamá, la famosa “Bity”, recuerdo te apoyaba mucho y en más de alguna ocasión me pidió te diera una mano con los deberes.

Hoy recuerdo todas las veces que nos fuimos de vacaciones para Semana Santa y Año Nuevo con tus tíos Eugenio y Chochi, Dicky y Paty, Luis y la Mary y, por supuesto, con tus primos Christian, Norman y Martin, amigos entrañables y como hermanos para vos y para mí. Así recuerdo los múltiples viajes con tu familia a Likín, a Roatán y a Copán como recuerdos memorables de mí vida.

Por el futbol te saliste del colegio, no te graduaste con la promo y entraste a la Universidad pero desde temprano te involucraste en TAG con tu mamá. Recuerdo como en el ´97 o ´98 tu mamá trajo el primer LET a la empresa y con eso comenzó el crecimiento de la empresa. Tú mamá siempre tan querida, amable, chispuda y con tanto don de gentes comenzó a crecer la empresa que fundó tu abuelo Tono. Ya en el 2004 tenía un proyecto importante de traer un avión de EEUU que iba cambiar las capacidades de la flota y, lastimosamente, en un accidente murieron tu mamá y tu hermano, Jeffrey. Recuerdo como fue un gran golpe para vos y tu familia, del que lamentablemente nunca te recuperaste. Nunca entendí por qué, hablamos mucho de ello, te traté de convencer que tenías una vida y familia hermosa y que Dios te amaba, pero quizá me faltó empatía para entender que tu mamá había sido tu paraguas protector toda tu vida y te sentías desprotegido sin ella. Fue una marca que influyó en ti el resto de tu vida.

Habiendo tomado las riendas de la empresa a los 24 años lograste, a pesar de tu corta edad, y con agallas, moverte en un ambiente empresarial difícil y llegaste quintuplicar, y quizá más, la flota de la empresa, convertir una aerolínea de charters pequeña a una aerolínea exitosa, tanto que TAG ganó el galardón de Exportador del Año de Agexport en el Sector Servicios en 2018. Fuiste agresivo, mucho para algunos que somos más “conservadores”. Eras necio, lo fuiste hasta el final. No sé si lo hice de la mejor manera, pero creía que tenía que aconsejarte como amigo diciéndote las cosas sin dobleces aunque no fuera de tu agrado. Jonathan, hoy dejás un vacío grande, harás falta y mucho. Hasta luego “mi patojo”. Nos vemos allá arriba.

Artículo anterior¿Por qué destruir la institucionalidad agraria?
Artículo siguienteEl deterioro de una sociedad