Hace pocos días, hablando con el Canciller Pedro Brolo, Kozak también abordó el tema del Estados de Derecho. Foto La Hora/@WHAAsstSecty

Si en Guatemala el Estado funcionara y dejara de estar capturado por las fuerzas de la corrupción debidamente organizadas, la expresión del Secretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado norteamericano, Michael Kozak, tendría que entenderse como una gran oportunidad y no como un reclamo. Pero dada nuestra realidad, cuando el funcionario dice que Estados Unidos “busca una América Central próspera, democrática y segura que proporcione seguridad, libertad y empleos que permitan a los ciudadanos de estos países invertir en su futuro y en sus comunidades en casa” porque esto “beneficia a los estadounidenses y a los habitantes de la región” es obvio el reclamo porque está explicando sin tapujos el origen de la migración irregular.

Hace pocos días, hablando con el Canciller Pedro Brolo, el mismo funcionario abordó el tema del Estado de Derecho no sólo por los ataques a la Corte de Constitucionalidad sino por la reiterada desobediencia a sus resoluciones, lo que compromete seriamente la seguridad jurídica que es esencial para alcanzar esa condición de democracia y seguridad que pueda permitir a los ciudadanos buscar su bienestar en su propia patria. Y es que la cooptación de la justicia, que es parte esencial de la captura del Estado, no permite que se pueda crear un ambiente propicio para el desarrollo humano en el país porque pretende que, a punta de impunidad, se asegure que el control del país lo tendrán los que han operado las estructuras de la corrupción.

Por supuesto que eso se convierte en un tema preocupante para Estados Unidos, no sólo por el aumento de los flujos migratorios que tanto desagradan a Donald Trump, sino también porque se compromete seriamente la seguridad de la región y aún de Estados Unidos. Y es que con vecinos tan próximos controlados por grupos criminales, que van desde el narcotráfico hasta las pandillas, pasando por las organizaciones criminales de cuello blanco que son las que, de momento, más raja le sacan el podrido sistema, es obvio que se compromete seriamente la seguridad regional y eso es algo que preocupa a Estados Unidos.

Si en Washington ya hablan de las causas reales de la migración y entienden lo que está pasando aquí, debiera ser el momento de elaborar planes conjuntos para realizar serias inversiones en beneficio de la población más necesitada a fin de promover oportunidades para que puedan mejorar su nivel de vida sin salir del país. Pero evidentemente para los grupos de poder es más importante asegurar impunidad que desarrollo y eso se confirma con el desdén que el Pacto muestra a la exigencia de EE. UU.

Redacción La Hora

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