El exalcalde, Arnoldo Medrano fue condenado a 29 años y 4 meses de prisión, se le impuso una sanción económica de Q.25.7 millones por los delitos de asociación ilícita, fraude en forma continuada y lavado de dinero. Foto: La Hora

El juez Pablo Xitumul pronunció esta semana una condena ejemplar que sirve para explicarnos las angustias de quienes de una u otra manera han saqueado al país. Arnoldo Medrano, uno de los tantos caciques convertidos en Alcaldes para su propio beneficio y enriquecimiento, fue condenado a 29 años de prisión tras la investigación del Caso Chinautla, un Negocio de Familia, en el que tanto el Alcalde como sus parientes fueron señalados por el escandaloso uso del poder para su beneficio. Medranos abundan en los municipios del país, en las instituciones públicas y entre los contratistas y financistas de campañas que se coluden para gozar de la oportunidad de sacarle raja al Estado en perjuicio del resto de la población.

Y esta sentencia es una advertencia que no pasan por alto los corruptos y por ello tanto empeño e interés en elegir Cortes amañadas cuyos magistrados hayan pasado el filtro de Gustavo Alejos y por destruir a la Corte de Constitucionalidad que se interpone en su camino. No quieren más Arnoldos Medranos sometidos a proceso y condenados porque ello significaría el fin de sus negocios y de sus privilegios. Por ello el despliegue desvergonzado, hasta con comunicados apelando a la desobediencia a la Corte de Constitucionalidad, y las reuniones secretas que van de Santo Tomás a la mismísima sede del ente encargado de perseguir a los que desafían al Pacto de Corruptos.

A lo largo de muchos años, prácticamente desde la vigencia de esta Constitución, el proceso de prostitución de las instituciones ha sido consistente y efectivo. Alcaldes como Medrano hemos tenido no sólo en Chinautla sino desde la misma Municipalidad capitalina hasta pequeñas jurisdicciones donde los narcos ponen a los Alcaldes o algún vivo que llega al puesto se vuelve eterno porque recicla el dinero de la corrupción y usa el poder para comprar los votos. Medrano no es un caso aislado ni ninguna especie de ave rara. Es el rostro de muchos funcionarios municipales que se adueñan del Municipio como también lo hizo Arzú en el de Guatemala, para citar apenas otro caso paradigmático.

Esta condena que puede ser ejemplar si tenemos un sistema de justicia efectivo, es también un poderoso aliciente para unir más a los del Pacto de Corruptos y hacerlos redoblar el esfuerzo porque es una muestra de lo que pasa cuando los juzgadores no se venden, no se alían con ellos ni pasan por el filtro de los Alejos. Es así como la debemos ver y entender para unirnos también.

Redacción La Hora

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