David Martinez Amador

Politólogo. Becario Fulbright-Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario,, Analista Político y Consultor en materia de seguridad democrática. Especialista en temas de gobernabilidad, particularmente el efecto del crimen organizado sobre las instituciones políticas. Liberal en lo ideológico, Institucionalista y Demócrata en lo político.

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David C. Martínez Amador

Cuando se juntan las palabras filosofía y pandemia (que resulta lo mismo que filosofía o peste) es inevitable hacer referencia al texto aclamado de Albert Camus: La Peste.
¿Quién no lo ha leído? Pues quienes no lo han hecho, seguramente lo ha estarán haciendo durante los actuales día de pandemia. De hecho, lo recomiendo.

Albert Camus siempre termina siendo colocado en la bolsa de los filósofos llamados ´existencialistas´, cosa que no es necesariamente cierta. Si bien tuvo una relación con Sartre, siempre marcó distancia frente al pesimismo de los existencialistas. ¿Qué quiere decir esto? El existencialismo es una corriente filosófica que nació luego de la ´gran guerra´ , la primera guerra mundial. Los campos de guerra llenos de cadáveres de jóvenes tuvieron un impacto enorme en la sique de los futuros filósofos, quienes llegaron a concluir que la existencia no tiene sentido y la única certeza es la muerte. Esta certeza, nos carcome de por vida, produce angustia permanente y es una constante. Como resultado de esto, los filósofos existencialistas mostraron un desprecio por las normas sociales, por las tradiciones y convencionalismos, por la moda: ¿Acaso estas cosas tienen alguna importancia cuando somos conscientes que la existencia es finita y que su único final asegurado es morir?

La actual crisis del covid19 es inevitable que produzca un efecto similar. Basta con tener ´los ojos abiertos´, y lo que vemos alrededor es muerte. Italia y España con las imágenes de ambulancias o camiones militares trasladando cadáveres, Guayaquil con las horrendas tomas de cadáveres apilados. Basta ver las cifras de informes de contagios y decesos diarios para darse cuenta. La muerte parece estar si, cerca de nosotros.

Esto nos obliga a tomar una decisión, la reacción frente a ello. Podemos decidir escondernos de la realidad sumergidos en series de Netflix todo el día. Puede al mismo suceder que la angustia nos alcance y que decidamos jamás volver a salir. Puede ser también que esta situación nos haga reflexionar. Camus siempre dejó en claro que si bien la existencia no tiene un sentido definido estamos obligados a dárselo. Y por lo tanto, se pregunta en el texto de ´La Peste´ ¿Qué esperar de la raza humana? Su conclusión es ampliamente conocida: ´….las peores epidemias no son biológicas, sino morales. En las situaciones de crisis, sale a luz lo peor de la sociedad: insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad´. De muestra un botón: el comportamiento generalizado que se ha tenido contra los contagiados en sus comunidades o contra los sanitarios que atienden pacientes. El odio, el racismo, la avaricia no han desparecido a pesar que vivimos la primera peste mundial del siglo XXI.

No parece que la raza humana sea mejor luego de lo vivido con el covid19. Camus también apunta esta cuestión cuando afirma que,.. ´la prosperidad material siempre parece una meta más razonable que la búsqueda de la excelencia moral..´ Basta si sólo darnos cuenta que a pesar de esta crisis, lo económico ha tenido prioridad sobre, la vida la salud.

Es posible que como especie, salgamos de esta.

La pregunta es: ¿Lo merecemos?

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