Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Sin duda alguna el COVID-19 plantea muchas incertidumbres. No se sabe por dónde aparece el bicho en quien se enferma ni los efectos que le genera, qué consecuencias tiene en los distintos organismos de cada ser humano. Y tiene al mundo, pero especialmente a Guatemala en un proceso de demasiada incertidumbre en el que necesitamos encontrar mayores certezas que nos permiten construir sobre ellas.

Ya todos sabemos que el Gobierno y el presidente Alejandro Giammattei pasaron de la expresión de “qué bueno que tenemos un Presidente doctor” en marzo y parte de abril, a ser vistos como los máximos responsables de que se haya perdido valioso tiempo que ahora lamentamos. Sin excusar al Gobierno, la realidad es que ya estamos aquí y debemos navegar para encontrar las mejores salidas.

El sistema de alertas, nos guste o no, nos marca un rumbo. Claro está que hace falta todo un sistema de información y explicación que lo acompañe y las ya no tan nuevas autoridades de SALUD y Coprecovid trabajan en ello con el afán que los guatemaltecos tengamos puntos de partida y objetivos claros.

Por ello es necesario que aunque ahora el sistema no esté funcionando, en pocos días, la información se nos pueda empezar a proporcionar en función del mismo sistema para que las dudas y validaciones las podemos hacer antes de la fecha en que empiece a funcionar a todo vapor.

Afinar esa estrategia y esos detalles de comunicación son un reto enorme. Ya sabemos que el Presidente está teniendo serias dificultades para expresarse en esta crisis, las presiones no le están sacando lo mejor y sus alianzas con personajes oscuros le generan un contra sentido a su mensaje de: ¿y si nos unimos? Sin duda habrá voces, dentro de su mismo equipo, que le pueden hacer ver la realidad y bien haría en escucharlas.

Dicho lo anterior, el Presidente no será el mejor vocero para esta etapa ni para llevar el sistema de alertas, aunque la responsabilidad del rumbo que tomemos si la tendrá, y por eso es clave no solo encontrar los interlocutores que puedan enviar los mensajes correctos para buscar dar más certezas, sino afinar el fondo de los mensajes.

Necesitamos puntos de partida, información aterrizada y certera, mejorar la capacidad de obtener y procesas pruebas y que los ciudadanos hagamos nuestra parte. Esta situación ya no da para más, pero la seguiremos alargando si en lugar de cuidarnos, cuidar a los demás y viceversa (usar mascarilla, distanciamiento y lavado de manos) seguimos con ligerezas o buscando cómo pasarnos de vivos. No hacer lo nuestro nos hará volarnos de aquí a fin de año sin ver mucha luz al final del túnel. Los efectos económicos y sociales de esto son y serán de terror.

La situación ya no da para más y por eso todos debemos hacer nuestra parte. Hay gente que quiere pagar el bono pero no tiene con qué, hay gente que no desea cerrar pero es insostenible, trabajadores que viven con el miedo de un día ser notificados del despido y otros que ya enfrentan la realidad del desempleo; no digamos los que toda la vida han vivido en la precariedad que ahora sienten que les llueve sobre un terreno extremadamente mojado.

Las pruebas son tan importantes como armar kits accesibles para que la gente se pueda tratar en casa desde un inicio y urge ampliar la capacidad en los hospitales nacionales; las nuevas autoridades deben tener la capacidad de sortear un sistema hecho para dejar mucha sobra y poca obra y deben aumentar capacidades, cosa que Monroy su equipo no hicieron porque el tacuche les quedó enorme, gastando tiempo demasiado valioso.

Por el bien de todos, nos toca a cada uno hacer nuestra parte y así centrarnos en lo que es necesario, porque ya vimos que hay mafias que ni en pandemia descansan, poniéndonos aun más dura la cuesta para los que soñamos con una mejor Guatemala.

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