Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

post author

Víctor Ferrigno F.

A la 1:50 Hrs. de esta madrugada, el pacto de corruptos consumó un atentado a la Justicia en el Congreso de la República de Guatemala, al lograr aprobar un procedimiento para elegir magistrados, que no se ciñe a la sentencia de la Corte de Constitucionalidad (CC) sobre el tema. Para colmo, perpetraron el atentado apegándose a las formalidades de ley, para dar la apariencia de legalidad. Pura simulación, nada de sustancia, y mucho de cinismo.

Al Acuerdo Legislativo le correspondió el número 14-2020, que será recordado como el bazukaso a las Cortes. Fue aprobado por 92 votos a favor, 57 en contra y 11 ausentes. Incluye tres objetivos torales para los poderes fácticos: primero, no acata la orden judicial de excluir a los candidatos a magistrados que son sindicados, en el informe de la Fiscalía Especial Contra la Corrupción y la Impunidad (FECI), de participar en un proceso de amaño de las elecciones, dirigido por Gustavo Alejos. Así, podrán elegir a magistrados cuestionados, que protegerán los intereses espurios del crimen organizado, del empresariado venal, y de los militares genocidas.

En segundo término, el cuestionado procedimiento de elección establece una serie de medidas dilatorias, para mantener a los actuales magistrados en sus cargos el mayor tiempo posible, para resolver casos paradigmáticos –como el del diputado Felipe Alejos- antes del relevo jurisdiccional.

Y, finalmente, elegirán primero a los magistrados de Salas de Apelaciones y después a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), tanto para alargar la protección que la CSJ les brinda, como para que ésta participe en la elección de la nueva Corte de Constitucionalidad, acreditando un magistrado titular y un suplente. Una carambola a tres bandas.

Esa es, voto más, voto menos, la correlación de fuerzas en el Congreso, electo por un pueblo que carece de formación y conciencia política, y aceptó vender su voto para saciar su hambre histórica, y nunca recibió las prebendas que le ofrecieron.

Esa correlación de fuerzas también refleja el fracaso de los partidos democráticos y de izquierda, que no forman cuadros, no construyen estructuras organizativas, ni son capaces de presentar un programa político que convenza al electorado. A pesar de ello, prefieren quedarse en la marginalidad política, antes que unirse. Juntos, hubieran alcanzado un 20% del sufragio en las últimas elecciones, pero pudo más el sectarismo que el sentido de sobrevivencia. Hoy son una oposición minoritaria, marginal, que involuntariamente sirve para legitimar a una derecha obscenamente corrupta, la cual aduce que en Guatemala hay libre juego democrático, porque hasta la ex guerrilla está representada en el Parlamento.

La tercera reunión extraordinaria del Congreso duró nueve horas, durante las cuales la Comisión Permanente impuso sus burdas maniobras. Por ejemplo, el tema de la elección de Cortes se comenzó a debatir a las 23:12 Hrs., faltando 48 minutos para que venciera el plazo señalado por la CC. Además, no se convocó a la instancia de Jefes de Bloque para consensuar el procedimiento, ya que pretendían imponerlo, entre argumentos leguleyos, el cansancio y el factor sorpresa.

El jaque mate a la Justicia vendrá en las próximas semanas, cuando en lugar de Cortes elijan mafias, que rubricarán las resoluciones judiciales de un Estado cooptado.

La pandemia avanza, con su cauda de muertos, brutal recesión y hambre. ¿Será posible que estos atentados a la Justicia prendan la mecha de un creciente descontento social? Estos son tiempos recios, cuyo desenlace, lamentablemente, será violento. Sobre aviso no hay engaño.

Artículo anteriorDisparidades e inconsistencias
Artículo siguienteFuera de control, todo está en nuestras manos