Napoleón Barrientos

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Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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David Barrientos

Sin duda alguna procurar la colaboración y llevar una relación compleja entre el sistema político en general y la diversa sociedad no es fácil, esto se evidencia en un sin número de dilemas nacionales que se gestionan en el país, los que se disputan entre elites, seudoliderazgos y lastimosamente entre los responsables del estado de las cosas desde hace muchos años, y que ha desatendido el diario vivir en el interior del país, donde se acentúa la ausencia del estado; esto se refleja en el abandono de las comunidades mostrado en: la desnutrición, falta de educación, ausencia de servicios básicos, inseguridad, entre otros; y quienes se atreven a producir sus tierras y generar empleo en el interior del país y casi son la única fuente de ingresos y de atención en muchísimas comunidades, paradójicamente se encuentran bajo fuego de grupos al margen de la ley.

En el interior de país se vive un clima de ingobernabilidad, principalmente en el occidente y el nororiente del país, seudo organizaciones sociales aparentemente manipuladas por criminales y aliados crean zozobra con acciones ilícitas a la vista de los habitantes de esas áreas: invadiendo propiedad privada, asesinando comunitarios, haciendo cobros por paso en carreteras, entre otros hechos, sin que nadie chiste una sola palabra ni le ponga un alto a estos hechos criminales, que tienen desesperada y desamparada a la población honrada de estas regiones, que carecen de oportunidades y en algunos casos quedan aislados. Todo ello crea un ambiente díscolo que se acerca a más violencia; las personas que se ven afectadas y desamparadas empiezan a organizarse y armarse para defenderse, esta ingobernabilidad es también aprovechada por el crimen organizado, que encuentra el terreno adecuado para crear su propio sistema de autoridad y control.

Los habitantes de esas comunidades no es tierra lo que necesitan, son personas trabajadoras que esperan oportunidades para cubrir sus necesidades básicas; ingratamente de grupos que conformaron la rancia y derrotada guerrilla guatemalteca, nacieron los actores de la conflictividad social que impera; no pudieron acceder al poder político, ni a través de las armas, ni de los diferentes procesos electorales y fueron abandonados por quienes vivieron como lobistas, ideólogos y aliados durante el conflicto armado.

Las acciones represivas de policía o el establecimiento de estados de excepción han probado no ser efectivas por sí solas para la solución a esta problemática, pues mientras estas se mantienen, la tranquilidad impera, pero al terminar las restricciones temporales, la ingobernabilidad vuelve, con más fuerza y violencia acumulada. Es la atención estatal en su conjunto, la que debe asistirer las demandas de la población que sin duda son muy variadas. Es ahí donde hombres y mujeres de estado se hacen necesarios, hombres país, sin sesgos ideológicos que nublen su razonamiento y atiendan los principales problemas de los guatemaltecos quienes esperan que las autoridades se involucren y que impere la ley; cabe recordar que las invasiones, cobros en carreteras y demás ilícitos, tienen efectos negativos para el desarrollo, el comercio y la producción agrícola, que afecta principalmente a quienes viven de esta.

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