Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Ya cumplimos 3 meses desde el primer caso. Lejos quedaron aquellos días en los que el Presidente decía que se tomaban las medidas para no andar sufriendo como los otros países de Centroamérica, puesto que salvo por Panamá (que era el Hub de las Américas), Guatemala está a la cabeza de los contagios en la región.

Llevar tanto tiempo en estas sin estar aún en la fase 0, significa que los impactos económicos son profundos, especialmente para aquellos que antes de la pandemia ya estaban golpeados como le sucede a millones de guatemaltecos a lo largo y ancho del país y eso agrava las cosas.

Nos confinaron a medias con la intención de incrementar lo más posible la capacidad hospitalaria necesaria porque en Guatemala se sabe que el saqueo al sistema de salud, que ha provocado su colapso a lo largo de los años, nos dejaba en pésimas condiciones para enfrentar una pandemia que ha hecho sudar la gota gorda hasta los países más desarrollados.

Derivado de que el sistema está hecho para eso y porque al parecer (pronto lo sabremos) las autoridades de salud se intentaron asegurar más cómo sellaban su futuro con esta emergencia que la manera en la que se lograba hacer lo vital para la crisis, resultó que armar esa capacidad no fue tan fácil ni lo esperado.

A eso le debemos sumar la falta de todos los protocolos, procesos y recolección de data que ahora el Gobierno está haciendo con la ayuda de la COPRECOVID (no olvidemos el asunto del reporte de los muertos), pero hay que recordar os que la creación de tal comisión y la designación del doctor Edwin Asturias se dio el 19 de mayo, más de dos meses después del primer caso y se le juramentó el 4 de junio, lo que evidencia el tiempo que se perdió.

El Gobierno pasó de recibir aplausos a numerosas críticas (algunas totalmente irracionales y sin ninguna propuesta de por medio) y eso les generó una paralización de la que ya no pudieron salir y con la soga al cuello, luego del confinamiento de quincena y fin de semana que luego provocó más aglomeraciones, recurrieron a la Coprecovid.

Lo que ahora hace la comisión presidencial es lo que se debió hacer desde marzo y al no hacerlo, nos comimos tiempo valioso que ahora nos aprieta mucho el zapato. Estamos en plena escalada, con poco espacio en los hospitales y el ritmo de contagios ha crecido de forma exponencial porque no hemos sido capaces de romper la cadena.

Algunos no tuvieron opción de parar, otros nunca lo pensaron porque hay necesidades básicas que cubrir y los descuidos (tocarnos ojos, nariz o boca – no usar mascarilla – no guardar la distancia – resguardarse al tener síntomas) pasan factura y ahora romper la cadena esta siendo muy complejo.

Las familias que han enterrado a sus seres queridos tienen una visión distinta de aquellos a los que gracias a Dios la enfermedad no les dio tan duro y lo que es una realidad que no podemos obviar y que siempre se dijo, era que la pobreza y las condiciones de vulnerabilidad nos iban a complicar la situación.

Escuchar a una familia con la angustia porque saben que deben compartir un baño con alguien enfermo o peor aún, que no hay holgura para comprar algunos medicamentos, nos hacen tener una perspectiva diferente de cómo viven muchos, no solo el COVID-19, sino sus vidas de forma general y precaria.

Sin importar cómo piense usted, qué sienta de los aciertos y desaciertos del Gobierno y de los niveles de asfixia financiera que pueda estar sintiendo, es necesario que hagamos lo indispensable para que en cualquier actividad que hagamos tomemos las medidas que nos aminoren nuestra posibilidad de enfermar: no tocarnos ojos, nariz y boca sin habernos desinfectado las manos, usar mascarilla, guardar la distancia y no salir si se tienen síntomas.

Se viene duras semanas y solo de lo que hagamos o dejemos de hacer, podremos empezar a ver la luz al final del túnel.

Que la angustia que sienten los enfermos o los que se sienten en riesgo, más el esfuerzo del personal médico en primera línea, nos haga tomar conciencia.

Y a nuestro amigo de La Hora, saldremos adelante. Céntrese en recuperarse, nosotros estaremos pendientes de su familia.

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