Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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Criar significa alimentar y cuidar a un bebé recién nacido hasta que puede valerse por sí mismo.  En nuestro contexto significa no sólo darle alimento, techo, medicinas y ropa, sino que también educación formal (primaria, secundaria, diversificados y universidad) para que el hijo o hija pueda desempeñarse en un empleo que le permita vivir decorosamente y además una formación personal adecuada, es decir, inculcarle los principios y valores, desde que son pequeños, que regirán su actuar en la vida.

Con motivo de la fiesta clandestina que se realizó en una venta de muebles finos ubicada en Carretera a El Salvador, más que comentar sobre el hecho de haber realizado semejante bacanal que pone en riesgo la vida, no solo de los asistentes al mismo, sino de todas las personas que de una u otra forma tienen o pueden llegar a tener contacto con ellos, quiero reflexionar sobre el mensaje que se les inculca a estos jóvenes.  El mensaje de que son superiores a nuestras leyes y que pueden “controlar” a la autoridad, en este caso la policía, y que pueden quebrantar la ley sin sufrir consecuencia alguna.  El mensaje de que sus actos son impunes.

Todos cometemos errores en la vida, nadie esta exento de ello.  Pero es la forma en que uno afronta dichos errores y asume las consecuencias de los mismos, lo que define su carácter.  Conozco personalmente a jóvenes que cometieron faltas y que han tenido que asumir las consecuencias legales de dichas faltas.  Solo puedo admirarlos por su gallardía y carácter cuando tuvieron afrontar y cumplir su condena.  Y es por ello que, en mi humilde opinión, los asistentes a la ya famosa fiesta de la mueblería de Carretera a El Salvador deben asumir su responsabilidad.  En el caso de los menores de edad, son los padres los obligados a ver por que sus hijos asuman las consecuencias de sus actos.  Y, ojo, no lo deben hacer solos, ya que es harta obligación de los padres acompañar y apoyar a sus hijos en todas y cada una de las fases que pueda llevar un proceso de deducción de responsabilidades por cometer una falta o por haber quebrantado una ley.

Todos reclamamos por la sociedad en que vivimos y por los gobernantes que tenemos.  Pero en realidad tenemos la sociedad y los gobernantes que merecemos, y no son más que el fiel reflejo de lo que somos y lo que les enseñamos a nuestros hijos.  Si no comenzamos a inculcarles a nuestros hijos, desde que son pequeños, que sus acciones tendrán consecuencias y que ellos, y sólo ellos, deberán afrontarlas, no podremos nunca llegar a construir la sociedad justa que todos anhelamos.  Habremos ayudado a criar a una sociedad donde se celebra al más “vivo”, es decir, a quien rompe la ley y no asume las consecuencias, ya sea por asistir a una fiesta cuando las mismas son prohibidas, por vender medicinas a sobreprecio al estado o por no pagar impuestos.

Habremos criado una sociedad que celebra la impunidad.

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