Juan Jacobo Muñoz Lemus

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"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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Juan Jacobo Muñoz Lemus

El ser humano en versión Sapiens, tiene alrededor de 300,000 años de caminar por las praderas del mundo. Sus mayores avances han sido de conocimiento y tecnología; pero en lo social, aun tiende a la barbarie, a pesar de algunos sinceros esfuerzos.

A lo largo de la historia, como humanidad hemos enfermado de muchas cosas; algunas infecciosas, otras prejuiciosas, y arrastramos crónicamente muchas conductas perniciosas. A nuestra generación le ha tocado en suerte, atravesar por una nueva pandemia de la que se ha escrito mucho, pero aún no está descifrada.

Suficientes fantasías ocurrentes hemos dicho; desde la más cándida hasta la más perversa. Como un todo, hemos demostrado que somos frágiles y temerosos, y nos hemos sentido tan desarmados, que preferimos dar la espalda a la realidad. De ahí tanta sabihondez y fanfarronería, como forma de aislarnos para amortiguar el dolor de un acontecimiento difícil. Una defensa provisional que no debería durar demasiado.

Nuestra negación, como un rechazo a aceptar lo inevitable, es un mecanismo primitivo y absolutista del ego, que al ser ilusorio no ha hecho más que interferir con diagnósticos y tratamientos, agravando evoluciones. Se entiende que tenemos mucha ansiedad, y mucha rabia expresada como queja, donde todo se ve mal y resulta fácilmente criticable.

Como mundo, sufrimos un impacto que nos dejó perplejos. Ahora estamos en una fase de desorganización, que será sin duda la etapa más larga y dolorosa, en la que interiorizaremos el sufrimiento por tanta pérdida. Poco a poco como conglomerado, nos incorporaremos a la rutina diaria y retomaremos las cosas sociales, como siempre ha sucedido, después de cataclismos, pestes y guerras mundiales o intestinas. Habrá dolor, pero no tendrá la intensidad de la fase más aguda.

La ansiedad debió ser auto protectora y promotora de buenas decisiones; pero pronto se volvió inapropiada, hipersensible y muy demandante hacia el entorno, comprometiendo a todos los involucrados. Ansiedad que, sumada al disgusto de la frustración, ha promovido desobediencia, autosuficiencia, negatividad y agresividad clandestina, pasivo agresiva o por desplazamiento. Ha quedado clara nuestra limitación como especie para contender con el estrés.

No hemos sido un buen paciente. Algunos decimos que no es para tanto, y otros sostenemos que el asunto es tan grande que no está en nuestras manos. Cualquiera de los dos extremos, nos impide hacer algo útil y terminamos haciendo nada, y empeorando las cosas.

La adaptación no es fácil, y no tiene por qué ser feliz; solo es necesaria para contemplar el devenir con más tranquilidad. No es aceptación pasiva o sumisión, solo un nuevo equilibrio para cambiar de vida. Tampoco es aislamiento ni escape emocional para no sentir. Es solamente la ruta de la fortaleza, para estar mejor y promover que al final podamos esperar algo todavía. Encontrar algún sentido alimenta la esperanza y ayuda a concebir que la vida aún depara algo importante.

La mejoría no es solo la recuperación. Es también la habilidad para aceptar y lidiar con el sufrimiento, la incertidumbre y la demora de buenas noticias.

Como mundo debemos salir de las lamentaciones y aceptar la realidad. Procesar el dolor para ajustarnos al espacio lastimado. Reinvertir la energía que estaba contenida en mucho de lo que se ha perdido.

Necesitamos tiempo para reflexionar y compartir sentimientos dolorosos. También comprender que el temor, la culpa y la tristeza, son normales en situaciones críticas. Igualmente que el descanso es necesario después de cualquier experiencia desgastante que nos agota física, emocional y espiritualmente. Debemos encontrar marcos de seguridad, admitiendo que las cosas tienen su propio tiempo, con la confianza de que el futuro será menos doloroso.

Para cuidarnos entre todos, lo mejor es no imponernos metas inaccesibles. Y, sobre todo, tener la humildad de aceptar una característica humana fundamental; la de retroceder y recaer cuanto sea necesario, para poder seguir avanzando.

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