La PDH realizó una supervisión al Hospital de Enfermedades del IGSS y como en otros nosocomios compartió fotografías y los hallazgos realizados. Foto La Hora/PDH

Supervisiones realizadas por la Procuraduría de Derechos Humanos en hospitales del país, tanto de los estatales como de los del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, muestran ya preocupantes signos de saturación y es que no estamos ni cerca aún de alcanzar el pico de los contagios que según los expertos todavía falta por alcanzar. Es evidente que el nuestro es uno de los peores sistemas de salud del mundo entero y que, de cara a una pandemia de estas proporciones, no podremos atender con propiedad la profusión de casos que se espera conforme se vaya incrementando el ritmo, tal y como ha sucedido en todos los países, y de allí que sea tan preocupante lo que ya estamos viendo cuando el nivel de contagios no llega aún a los tres mil casos.

Los hospitales de emergencia hicieron un aporte importante en cuanto a la disponibilidad de camas, pero ese aporte representa muy poco a la hora de medirlo por el número de camas por cada cien mil habitantes y si bien se han instalado algunas decenas de nuevos intensivos, su número sigue siendo escaso. La saturación de la red hospitalaria es algo que ha sido cantado desde que tuvimos la certeza de que el coronavirus llegaría al país y obviamente no se puede hacer milagros para hacer en unos meses lo que se dejó de hacer en décadas, además de que no olvidemos que la corrupción, como el dinosaurio de Monterroso, todavía está allí y aún en medio de la crisis hay gente que ve como le saca raja a las compras y adquisiciones. El gobierno tiene que repasar sus criterios utilizados en el nombramiento de su equipo de salud, porque obviamente estas condiciones no entraban en la ecuación y salta a la vista que el tacuche les quedó demasiado grande.

Rápidamente estamos entrando en la etapa de mayor multiplicación de los contagios y por lo tanto más pacientes demandarán atención tanto hospitalaria como de cuarentena que muchos no pueden mantener en sus propias viviendas por las precarias condiciones de buena parte de las casas donde no hay espacios que puedan servir para aislar a los enfermos. Pero también empezaremos a ver un incremento de los casos que requieren tratamientos intensivos y no será suficiente lo que existe.

Párrafo aparte merece señalar el enorme riesgo en que se encuentra el personal de primera línea en atención a los pacientes por la falta de insumos. Ayer fueron declarados desiertos varios procesos de compra, lo que en nuestro medio naturalmente despierta suspicacias, lo mismo que el cierre de la Contraloría durante la próxima semana, cuando como consecuencia se harán las compras directas. No es que la Contraloría sirva de mucho, pero de todos modos la “coincidencia” llama la atención.

Redacción La Hora

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