Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Cuando uno cree que ya vio la mayor cantidad de cosas sin sentido, el país se encarga de recordarnos por qué estamos como estamos.

He venido diciendo que una de los mayores contradicciones en Guatemala es que al gobierno de Alejandro Giammattei lo critiquen aquellos que se opusieron a que el sistema del país pudiera tomar un rumbo distinto que nos permitiera ejecutar más rápido y con calidad, ser más ágiles, más transparentes y ser mejores inversionistas en el desarrollo humano.

Desde el jueves en la noche y a lo largo del fin de semana, fuimos muchos los que expresamos desacuerdo con la decisión del Gobierno de cerrar tres días para abrir 4 (que luego fueron 5), sabiendo que había que rezar para que el fin de semana no estallara el ambiente social por la manera en la que se ejecutó el confinamiento y prepararnos para la insensatez del lunes que iba a implicar abarrotamiento masivo.

Una de las socorridas críticas era que el mandatario no estaba escuchando y que él quería ser cuarto bate, capitán del equipo y novio de la madrina, que eso era lo que nos estaba llevando al despeñadero porque las cosas se estaban complicando y buena parte de la sociedad pasó del “gracias a Dios que él es nuestro Presidente” a gozar los memes y las críticas.

Y a pesar del rumbo que llevábamos y contra todo pronóstico, el día de ayer el Presidente reconoció que esto no es una obra de una sola persona y se abocó a la parte científica designando a un médico con plenos conocimientos y con un claro entendimiento de la realidad que vive Guatemala.

El viernes, el doctor Edwin Asturias declaró en La Hora lo siguiente: “El Gobierno de Guatemala tiene una tarea titánica de frente. El trabajo inicial de contener la epidemia fue bueno, y nos llevó a retrasar esta escalada de casos que era inevitable. Lamentablemente el contagio de este virus es imparable y en un país como Guatemala donde las personas de bajos recursos y la economía es muy dependiente del trabajo manual y presencial, es muy difícil disminuir la movilidad de las personas”.

Añadió: “Mitigar una epidemia es pensar en el control de daños. Cómo podemos evitar en el corto y mediano plazo que el número de contagiados y enfermos severos no desborde el precario sistema de salud que tenemos, y cómo lo hacemos sin dañar más la economía de los guatemaltecos. Es un balance que requiere el esfuerzo de todos los sectores”, aprovechando a hacer un llamado para que se convocara a los mejores científicos, economistas, estrategas para poder tener un plan que todos los ciudadanos, hasta los que no saben leer, comprendan y se sientan responsables de cómo ayudar a contener la ola que se viene.

Y digo que es un médico con conocimientos en epidemiología pero que está conectado con nuestra realidad y los retos económicos que enfrentamos, lo que nos hace estar en una mejor posición que el lunes y porque además la comisión que dirija va a necesitar hacer coordinaciones inter institucionales entre el Seguro Social y el Gobierno y el Ministerio de Salud, por mencionar la más importante.

Pero como Guatemala es el país de la eterna disputa, mucha de la gente que más se quejaba de lo que estábamos viviendo y la forma en la que se estaba encarando la realidad, han iniciado un socorrido esfuerzo por volver la designación un tema ideológico.

Esto no es y nunca ha sido un tema ideológico. Nuestro Gobierno, cualquiera que sea, de izquierda o de derecha, no tiene capacidad para llevar insumos a los médicos porque el sistema está operativizado para comprar con sobra pero no tiene ni infraestructura ni logística para llevar el equipo.

Sin importar si es el más radical de la derecha o de la izquierda quien dirija el esfuerzo, nuestro sistema no tiene capacidad para mapear al pobre y más vulnerable y por eso es que ha costado tanto que llegue la ayuda. Así puedo seguir con los ejemplos. Esto no es de ideología y quien así lo quiera volver se pinta de cuerpo entero.

El COVID, al mundo y a Guatemala, nos ha enseñado mucho y nos ha dado enormes lecciones sobre las que sin duda construiremos un futuro mejor, pero también nos ha permitido ver que hay mentes a la que no les gusta pensar en una Guatemala del futuro, porque solo quieren, saben vivir y operar en la Guatemala del pasado que es la que hoy nos tiene “pariendo” para salir adelante de la mejor manera posible.

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