Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Existe un consenso generalizado que Guatemala, como el resto del mundo, navega por aguas desconocidas y sortearlas es un tanto complicado cuando uno se tiene que apoyar en un sistema que fue diseñado y ha venido siendo perfeccionado para atender más los negocios que otra cosa, provocando mucha precariedad, poca transparencia y muy poca capacidad de ejecución.

Ahora cada día más se ha podido ver la proliferación de banderas blancas porque sin duda alguna y tras casi dos meses de confinamiento que han mermado los ingresos económicos pero que eran tan necesarios, se empieza a ver una mayor asfixia y que afecta en mayor medida a buena parte de la población más vulnerable y el reto de navegar esas aguas desconocidas aumenta.

La ejecución de esos programas de ayuda gubernamental se vuelven fundamentales y no es secreto para nadie que el Gobierno no la tiene fácil porque en Guatemala sus antecesores no se dedicaron a mapear a los pobres y vulnerables, menos invertir en las condiciones que nos permitan atacar las causas estructurales.

Ejecutar lo mejor posible esos programas, alejados de cualquier intento de negocio o politización, es fundamental porque de no hacerlo estamos a las puertas de un estallido social que puede tener consecuencias nefastas para el futuro del país.

El Gobierno sabía que heredaba un terrible aparato y por eso tiene que ser muy hábil pero en especial muy franco con la población porque no será fácil llegar a quien se necesite y reconociendo esa realidad, se podrá apoyar de grupos y personas que de alguna manera tienen conocimiento de algunos puntos de vulnerabilidad en el país y eso pueda sumarse a los esfuerzos que ya realizan para intentar ubicar al más necesitado.

Mañana se empiezan a presentar los tan necesarios protocolos para ir, de a poco y en forma gradual, reabriendo la economía sabiendo que necesitamos responsabilidad de todos los actores. Una cosa son las medidas que habremos de aplicar para cuidarnos y cuidar a la familia, a los compañeros de trabajo y demás ciudadanos con los que interactuemos y otra la forma en que vayamos levantando los ingresos porque el solo hecho de abrir no rellena los bolsillos golpeados de los guatemaltecos.

El Gobierno, y en especial el Presidente quien ha decidido ser el vocero de la crisis, necesitan robustecer sus formas y protocolos para ir trasladando la información, puesto que aunque no nos lo digan sabemos que el reto es enorme por la misma precariedad y descuido en las instituciones. Conseguir información del Ministerio de Salud es una tarea tan complicada como enfrentar el COVID-19 y necesitan redoblar esfuerzos.

Poder ir controlando el ritmo de infección y conocer comportamientos epidemiológicos es fundamental para que todos, incluyendo los medios, podamos incrementar los mensajes de prevención y de la conciencia que debemos tener cuando poco a poco se vaya reabriendo la economía y el país.

Ojalá el Gobierno haga hasta lo imposible por robustecer los mecanismos de transparencia (ya hemos visto que algunas personas no quitan mayor maña) puesto que al hacerlo crecen los chances de una mejor ejecución, aminoramos la posibilidad de un estallido social y si toda esa ayuda llega a la gente, es dinero que por fuerza habrá de regresar a la economía y eso quizá nos pueda aliviar un poco.

Esto ha sido, es y seguirá siendo un tema de todos, una situación en la que no debemos dejar a nadie atrás y en la que todos debemos liderar con el ejemplo alejados de aquellos que andan viendo cómo se sigue con las mañas y/o cómo se acelera el estallido.

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