Una mujer recientemente deportada, se encuentra en una residencia deportiva donde los retornados han sido enviados de manera preventiva. Foto La Hora/Moisés Castillo/AP

La profunda xenofobia es una obsesión que marcará para siempre al actual gobierno de los Estados Unidos, país que a lo largo de toda su historia acogió y se enriqueció con el aporte de millones de migrantes que ayudaron a construir lo que ahora se conoce como el “sueño americano” que es producto del trabajo de esas personas que abandonaron por necesidad sus países de origen para ir a donde lo que se ofrecía simplemente era una cosa: oportunidad de traducir el esfuerzo en bienestar.

Ahora, en plena pandemia que ha puesto de rodillas al mundo y cuando la solidaridad debe ser la bandera, dos acciones de Estados Unidos muestran el imperio de la más cruel y deshumana xenofobia. Por un lado el Washington Post informa de la práctica de ICE, la fuerza policial de Inmigración y Aduanas, que sigue siendo la de deportar masivamente a migrantes que son sometidos a un “examen visual” para determinar si están o no contagiados con el coronavirus y metidos a los aviones que los llevan a sus países de origen, todos ellos pobres y vulnerables donde, según la OMS, los efectos de la pandemia serán desastrosos por la misma miseria y falta de recursos para una buena atención médica.

Guatemala puede dar fe de que lo que publicó el diario norteamericano es absolutamente cierto porque muchos de los casos que presenta el país son producto de esos vuelos de deportados que no sólo traen enfermos, sino que además han generado actos de odio hacia ellos. A ello hay que agregar el hacinamiento que soportan en los sitios de cuarentena y el hecho de que puedan contagiar a sus familiares. Se trata básicamente de gente que está siendo detenida en la frontera, a donde llegaron tras atravesar el territorio mexicano ya en estos momentos difíciles. Lejos de alcanzar el sueño americano viven la pesadilla de la realidad actual que aniquila ese sueño a los migrantes de piel cobriza.

Y ahora se suma la nueva decisión presidencial de ordenar que no se extiendan más residencias permanentes durante los próximos dos meses, por lo menos, afectando a personas que, con todo el derecho, han aplicado a su Green Card tras cumplir todos los requisitos de ley.

El país formado por los migrantes de todo el mundo ahora les da la espalda como parte de la ejecución de esa obsesión xenofóbica del gobierno actual que parece más centrado en usar el coronavirus para endurecer su política contra la migración que en encontrar soluciones preventivas para contener la mortal epidemia que afecta a tanta gente.

Redacción La Hora

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