Napoleón Barrientos

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Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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David Barrientos

La pandemia por influenza de 1,918 causada por el virus H1N1, se desarrolló con algunas características y limitaciones de esa época: fue al final de la primera guerra mundial, no se informó mucho sobre la gravedad y su propagación, esta censura y la falta de recursos evitaron investigar el foco letal del virus, la mayoría de las personas fallecieron por neumonía bacteriana secundaria, ya que no había antibióticos disponibles. Los esfuerzos para prevenir la propagación de la enfermedad estaban limitados a: intervenciones no farmacéuticas como la promoción de una buena higiene personal, la implementación del aislamiento, la cuarentena y el cierre de lugares públicos, en algunas ciudades se impusieron ordenanzas que exigían el uso de mascarillas. Al no haber protocolos sanitarios que seguir, 500 millones de personas, o sea un tercio de la población mundial en ese entonces se infectó con ese virus, los pacientes se reunían en espacios reducidos sin ventilación.  Durante esa pandemia se produjeron tres olas mortales, el número de muertes se estimó en 50 millones de personas, la primera ola de contagios de 1,918 no fue la más dura, fue la segunda ola, durando dos años la pandemia; el sistema sanitario quedó devastado, los cuerpos se acumularon en las morgues y los cementerios, hasta ahora es considerada la más devastadora de la historia. Las ciudades que se adelantaron en la intervención y fueron más agresivas en la aplicación de medidas, tuvieron un mejor desempeño sanitario; no solo redujeron la mortalidad, también mitigaron con más rapidez las consecuencias económicas adversas de la pandemia.

El escenario actual, presenta obvias diferencias: el actual COVID-19 se desarrolla en un mundo inmerso en una guerra económica, no existe la censura anterior, la economía esta interconectada, hay tecnología de la información al alcance de muchos y Guatemala está en la ruta del flujo de personas con alto riesgo de contagio; como un fenómeno inverso al de algunos meses, cuando proceso de migración al norte ha sido incontenible, los migrantes seguirán retornando a Guatemala, la llegada de connacionales es imparable, es un fenómeno social; además, la advertencia del norte está dada; una variable que propicia la prolongación y propagación exponencial de la pandemia. Si la variable esta identificada, hay que aislar la variable y no aislar a la población por mucho tiempo, fijando en cuarentena obligatoria a los retornados en centros o campamentos de atención inmediatos a las fronteras o cercanos a lugares de llegada, durante 15 días, lo que permitiría luego de ese periodo, el ingreso de connacionales sanos.

Cabe suponer de acuerdo al escenario futuro, la exigencia de pensar en “regular para no sobrecargar”, sobre todo cuando el control de la pandemia pueda durar dos años, espacio de tiempo en el que los guatemaltecos en general deben recuperar su normalidad económico social, sin detener la atención al problema, por encima que al parecer, el mundo ha adoptado la premisa de “sálvense quien pueda” y que la sociedad en general necesita digerir el problema del control de la pandemia para evitar no solo el contagio del virus, sino evitar el contagio de la ansiedad general.

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