Alfonso Mata
Los aparecimientos de problemas de salud antes no vistos, siempre producen preocupación y estupor en el mundo médico. Una enfermedad que aparece en China, luego en países vecinos y pasa a Europa y finalmente llega a América con número de casos alarmante y mucha muerte, está escandalizado al mundo y permite ser pesimista al mismo tiempo que elaborar miles de teorías sobre cómo se contagia, formas de trasmisión, de tratamiento; todo, sin tener claro lo que ocurrirá.
En estos momentos, dada la forma en que se ha propagado mundialmente la enfermedad, resulta evidente que la puerta para detenerla y contenerla ya no se puede cerrar; pero si analizamos las causas de terror político y público es la pandemia económica financiera la que más leña echa al fuego. Sin embargo, no debemos hacernos los locos, mucho de la crisis económica que surgirá, se debe en nuestro caso, a la fuga de dólares que algunos están enviando al exterior, a lo que se le suma la baja de ingreso de remesas y el aumento de precios, todo lo cual forzosamente dará de resultado: el que tiene no pierde; el que no, pierde.
Entonces para la pobrería, población joven y con menos riesgo de complicaciones de salud por la pandemia de salud, la verdadera epidemia vendrá de reducción de empleos, un incremento de precios y menos efectivo, lo que les llevará a peores condiciones de salud y laborales.
Mientras no aparezcan brotes de coronavirus, sino solo importación de casos, con control adecuado en ello, como a la fecha lo hemos tenido, la cosa sanitaria promete. Pero la situación económica del empobrecimiento ya no está a las puertas sino ya pasó adelante a nuestras casas.
Pero los recursos sanitarios para la contención exitosa del problema de salud son bastante limitados. Seguro, las personas seguirán movilizándose y es muy probable que de algunos casos pasemos a cientos y miles, eso es posible si no controlamos los casos existentes. En lo económico y financiero ya estamos en medio de una epidemia. La bomba detonante en esto, es que no podemos irnos de nuestro territorio, pero remesas y capitales privados sí. Unas porque se sacan otras porque no vienen, eso sí tendrá consecuencias que pueden llevar a estallido social. Esto es un eslabón adicional a la cadena de crisis sanitaria.
Pero en China… China es China, está sufriendo el curso natural del proceso epidémico. Al principio, muchas personas se infectaron y con el tiempo, los infectados abandonan gradualmente su condición de enfermos. En la epidemia económica no hay aviso, no tiene un período de incubación, ya llegó a quedarse comprometiendo nuestra economía y sistema de salud, mientras el Estado hace lo posible por contener el recrudecimiento del problema tiene que sacar sus dólares para contener el alza del dólar y empeoramiento de la situación, eso poco le va a durar.
Al final tenemos que nos infectaremos y aunque para muchos no será severa para su salud, la gente se empobrecerá más, no así los más pudientes. El pico de la enfermedad infecciosa puede que coincida con el de la crisis financiera. Contra esto no hay vacuna.