Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

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Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com.

Quiero en esta columna, la última del año gregoriano 2019, hablar desde lo que siento, desde lo que he vivido, desde mi ser como mujer kaqchikel.

Dedico estas letras, a todas las mujeres que luchan, a las que conozco y a las que no (pero que igual luchan desde donde están, desde cualquier trinchera en el planeta), a las que han caminado a mi lado, a quienes he encontrado en el camino de la vida (de ahora y de antes), a quien me parió y me creó no sólo con amor sino con la fuerza y la convicción de que no nacimos para servir, ni para ser objetos, tampoco para ser poseídas, mucho menos para ser asesinadas, torturadas y/o violadas.

Dedico estas palabras de amor, fuerza y admiración a todas las mujeres mayas, que hemos sido despreciadas, humilladas, relegadas por el racismo patriarcal capitalista, que nos ha tratado y que nos sigue tratando peor que basura, que ha invadido nuestros cuerpos, nuestros territorios, que ha encarcelado, criminalizado, asesinado a nuestras hermanas y a nuestros hermanos por defender la vida, por defender el derecho de la naturaleza a ser respetada y a no ser saqueada, destruida.

Lamento mucho reconocer hermanas del mundo, que sobrevivimos en países que tienen en común el patriarcado, el machismo, la misoginia; lo reconozco con dolor, pero es necesario identificar a nuestros enemigos. Que como dicen nuestras hermanas zapatistas en el “Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan” que ahorita mismo se realiza en las montañas del sureste mexicano:

“Dicen que hay equidad de género porque en los malos gobiernos hay igual de hombres y mujeres mandones y mandonas.
Pero nos siguen asesinando.
Dicen que hay más derechos en la paga para las mujeres.
Pero nos siguen asesinando.
Dicen que ahora las mujeres tienen más voz.
Pero nos siguen asesinando.
Dicen que ahora ya se toma en cuenta a las mujeres.
Pero nos siguen asesinando.
Dicen que ahora hay más leyes que protegen a las mujeres.
Pero nos siguen asesinando.
Dicen que hay hombres que entienden la lucha de como mujeres que somos y hasta dicen que son feministas.
Pero nos siguen asesinando.
Dicen que la mujer ya está en más espacios.
Pero nos siguen asesinando.
Cada vez más asesinadas.
Cada vez con más brutalidad.
Cada vez con más saña, coraje, envidia y odio.
Y cada vez con más impunidad”.

Así es compañeras, hermanas del mundo, nos están matando por ser mujeres. Por eso nos urge organizarnos entre nosotras, seguir organizadas. Necesitamos cuidarnos entre nosotras y eso no implica no cuestionarnos. También es importante reconocer que entre nosotras no somos todas iguales, porque unas además de mujeres somos indias y en un país genocida como Guatemala desde que nos invadieron hace 500 años las mujeres nativas hemos sido degradadas para someter y controlar a nuestros pueblos.

No venimos de la costilla de un hombre, venimos del útero de mujeres que nos parieron con dolor y con la herencia de lucha de nuestras ancestras que jamás se rindieron.

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