Félix Loarca Guzmán

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Félix Loarca Guzmán

En medio del hartazgo de los pueblos con el modelo neoliberal, que ha devastado la situación económica y social, algunos gobiernos de la América del Sur como los de Ecuador, Chile y Argentina, están heridos con una insospechada crisis.

El denominador común de la insatisfacción popular es la injusticia social y la descarada entrega de los recursos nacionales al capital multinacional coludido con representantes de la llamada iniciativa privada.

El terremoto social que actualmente sacude a la República de Chile con gigantescas protestas en las calles y la miope reacción del gobierno del presidente Sebastián Piñera, ha puesto en vitrina las purulencias de un sistema fracasado, que hundió al pueblo en la pobreza, luego de privatizarlo casi todo como la salud, educación, seguridad social y en general los servicios básicos.

Las dimensiones sociales de las protestas son insospechadas. Confirman lo que señalaba un letrero en una de las manifestaciones sobre que “Nos robaron tanto, que hasta nos robaron el miedo”.

La chispa se encendió luego que las autoridades autorizaron un aumento en las tarifas del transporte público, al extremo que el pasaje en el metro ascendió a un dólar, lo que enfureció a los jubilados, oficinistas, trabajadores asalariados, estudiantes, amas de casa, obreros, etc.

Hay denuncias de personas que han resultado con graves lesiones en los ojos como consecuencia de los perdigones lanzados intencionalmente al rostro por los carabineros chilenos. En algunos de los casos, los heridos ya no recuperarán la vista.

En Argentina, las fuerzas democráticas triunfaron arrolladoramente en las elecciones presidenciales del pasado domingo. La coalición peronista de los candidatos Alberto Fernández y Cristina Fernández, venció de manera contundente al Presidente Mauricio Macri, quien buscaba la reelección. Su gobierno ha sido la peor pesadilla para los argentinos en las últimas décadas, provocando un incremento inesperado en los niveles de pobreza, con altos índices de desempleo y el encarecimiento de la vida con una vergonzosa supeditación a las recetas del Fondo Monetario Internacional, FMI.

En Ecuador, el gobierno de Lenin Moreno afrontó una sorpresiva rebelión popular, luego de poner en vigor diversas acciones de ajuste aconsejadas por el FMI. La supresión del subsidio a los combustibles disparó los precios hasta las nubes, hundiendo en la desesperación económica a los ciudadanos.

Tras varios días de militarizar el país con toque de queda y represión, quedó un saldo de muertos, heridos y detenidos; el Presidente se vio obligado a suspender las medidas.

En Bolivia, el presidente Evo Morales, de tendencia progresista, ganó la elección para un nuevo mandato y lo hizo con una amplia mayoría, derrotando al derechista Carlos Mesa, quien ya gobernó el país, teniendo que dejar el poder en 2005 en medio de una enorme presión social promovida por las organizaciones sindicales. Algunos sectores de la oposición se niegan a reconocer el triunfo de Evo, protagonizando protestas en las calles, que según el gobierno forman parte de un intento de golpe de Estado financiado desde el exterior.

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