Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

La visita de la magistrada de la Corte de Constitucionalidad (CC), Dina Ochoa, a Washington había sido un secreto bien guardado hasta que un periodista norteamericano publicó un tuit en el que mencionaba que la magistrada se encontraba en una reunión en la Casa Blanca, al tiempo que se reportaba que el ministro de Gobernación, Enrique Degenhart, también lo hacía.

Hace un par de días, Degenhart despejó las dudas y afirmó categóricamente que Ochoa había ido con el Gobierno a la Casa Blanca, y la puso en un brete que la forzó a sacar un comunicado, “desmentir” a Degenhart y tener que dar explicaciones que suenan poco convincentes porque ir a la Casa Blanca no es como visitar uno de los museos en DC. No quiso decir quién la invitó, ni quién fue esa interesada persona que deseaba conocer “el día a día de la corte”.

Llama la atención que la confirmación del Ministro que puso en apuros a Ochoa se haya dado luego que esta votó a favor de otorgar los amparos acumulados en el proceso de elección de magistrados para Salas de Apelaciones y Corte Suprema de Justicia (CSJ), que suspendieron el apalabrado proceso, a pesar del esfuerzo de una minoría en las postuladoras.

No es secreto para nadie que esa elección de magistrados, amañada como iba, era una de las prioridades de este Gobierno, y la Corporación de Impunidad y por ello no han faltado aquellos que dicen que la “revelación” fue para vengarse por lo resuelto.

Ochoa, en las cosas que más interesaban al Gobierno, generalmente había tratado de votar de una manera que afectara lo menos posible a quien la nombró y por eso fue que la resolución del lunes de la CC llamó más la atención porque fue unánime.

Eran tales los vicios en el proceso de cortes que los magistrados resolvieron todos en la misma línea y tras lo que aparecía un distanciamiento con el Gobierno, ayer el Presidente salió en defensa de la magistrada que el nombró y diciendo que los guatemaltecos debemos estar agradecidos que ellos se juntan con gente poderosa. Le faltó decir que primero por lambiscón le tiraron chibola y segundo que ahora lo están usando por haberse comido una gallina en crema y loroco con un acusado de narcotráfico.

Pero el punto es que algo tiene que haber pasado para que Degenhart haya tirado abajo del bus a Ochoa y aunque ahora Morales quiere controlar los daños, ya quedó confirmado que la Magistrada tiene una afinidad con el Gobierno que los llevó juntos hasta la Casa Blanca. Ella siempre me negó a mí su relación con el Gobierno y su defensa a Morales, pero este viaje a Washington a hablar con personeros de la Casa Blanca que hasta han criticado a la CC, no les da sustento a sus palabras.

Ochoa no se dio cuenta que mal paga el diablo a quien bien le sirve, y ahora estará por verse cómo se jugará sus cartas ante un Gobierno que poco le falta por salir y que está maniobrando para asegurarse impunidad a toda costa.

Los que están operando para la Corporación de Impunidad deben abrir los ojos y darse cuenta que aquí no hay lealtades pues lo que les marca el camino son intereses por regresar a un pasado de impunidad en el que las cosas se sigan resolviendo de manera paralela y en detrimento de un Estado de Derecho debilitado que afecta, entre muchas otras cosas, el correcto desarrollo de nuestra economía.

Este hecho confirma cuán rencoroso es el gobierno.

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