Los jueces de Mayor Riesgo, Miguel Ángel Gálvez y Ericka Aifán, fueron eliminados de la lista de aspirantes a integrar la Corte Suprema de Justicia porque la Comisión de Postulación respectiva no aceptó sus pruebas de descargo a las razones esgrimidas para dejarlos fuera. En ambos casos se trató de formalismos que ellos explicaron tratando de desvanecer el rechazo, pero la mayoría de los integrantes de la postuladora dispuso eliminarlos de todos modos, en algo que era de esperar porque se trata de dos abogados que se han distinguido por su firme postura en los casos de corrupción que han llegado a sus judicaturas, situación inaceptable para los poderes que precisamente cooptan el poder judicial para asegurar impunidad.

En las condiciones actuales era imposible esperar otra cosa en el trámite de la aspiración expresada por los dos jueces de Mayor Riesgo y se tiene que entender como parte de la “normalidad” existente en la forma y el modo de elegir a las autoridades judiciales en el país. Hubiera sido un hito en la Historia el que hubieran sido postulados por la Comisión respectiva, aunque tal postulación no llegara a ningún lado en el Congreso de la República, pero era importante no sólo no dejar cabos sueltos sino también enviar un poderoso mensaje a los otros juzgadores del país, en el sentido de que quien no se alinea con la impunidad no tiene futuro dentro de ese sistema.

En efecto, la forma en que fueron rechazadas las explicaciones de los dos jueces no fue casual. Era importante destacar que en el esquema que tenemos no tiene cabida nadie como ellos dos, que se han significado por mantener su independencia y compromiso con la justicia. Cualquier juez que haga lo mismo se verá condenado al ostracismo porque mientras no cambie la forma en que se elige a los magistrados, nadie que se haya comportado como ellos tendrá la menor posibilidad de siquiera postularse para aspirar a una de las magistraturas.

Por ello es que nos interesa hacer un reconocimiento a sus méritos porque la descalificación que de ellos se hace es para enviar un mensaje poderoso y atemorizante a cualquiera que, como ellos, rompa con el sistema de impunidad que con tanto empeño se ha materializado en el país y que tiene en la forma de seleccionar a los magistrados de Sala y de la Corte Suprema de Justicia la llave para postular únicamente a los que sean garantía de que el sistema funciona y que seguirá funcionando correctamente para proteger a los que se benefician de la impunidad.

Redacción La Hora

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