Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

Una gigantesca cantidad de animales carbonizados así como árboles centenarios y milenarios de lo que llamamos “Bosques primarios”, es decir, bosques o selvas que no han sido tocados por el ser humano, se han consumido como yesca tocada por pedernal en la Amazonía brasileira, que ha sido uno de los puntos más húmedos de nuestro planeta. En el bosque lluvioso más grande del mundo, la humedad es tan alta que, en algunos puntos, sus bosques pueden crear su propia temporada de lluvias con el vapor de agua que transpiran sus hojas. La Amazonía produce el 20% del oxígeno de la Tierra…

El tema de los incendios forestales se ha tocado en esta columna en varias ocasiones y puedo aseverar que éstos son generalmente causados por el ser humano. Es altamente improbable que pueda haber un incendio espontáneo causado por un rayo u otras causas naturales o, por un vidrio de botella rota que sirva como una lente que estimule los rayos solares, como especulan algunas personas. La posibilidad existe pero las probabilidades son infinitesimales.

A la selva tropical se le denomina también “Bosque lluvioso”, porque tal y como apunté en párrafo anterior, éste puede crear su propia temporada de lluvias y, de hecho, en estos bosques llueve casi permanentemente.

La cobertura o dosel que forman las copas de los árboles más altos no permiten que penetren los rayos solares directamente, lo cual mantiene húmedo el Sotobosque, es decir, el bosque más bajo que consta de árboles más pequeños y toda la enorme variedad de vegetación que se halla en el suelo. Este alto nivel de humedad no permite que pueda prenderse un fuego con facilidad, menos aún de una manera espontánea. Verdaderamente hay poca evidencia de incendios forestales espontáneos en la Amazonía porque eso requeriría que hubiera rayos en seco… sin lluvia.

En los bosques lluviosos del planeta, incluyendo la selva o, lo que queda de la selva del Petén en Guatemala incluyendo la Reserva de la Biosfera Maya, existe prevalencia de incendios. Existen varias razones como la tala maderable y la tala para la ganadería, incluyendo las brechas abiertas para realizar esas talas. El enorme problema de las talas es que, una vez que un bosque ha sido víctima de las llamas, tiende a ser más susceptible de que esto se repita.

Lo técnico nos afirma lo siguiente: «Donde arde un bosque y la mortalidad de los árboles es alta, digamos que el 40% o 50% de los árboles mueren, estos se caen y dejan el techo o dosel más despejado. Esto hace que el sotobosque sea más seco y además añade combustible en forma de hojas y ramas, haciendo más probable que arda otra vez». Esto hace que se incrementen los incendios en la zona.

Este cataclismo amazónico podría ser también causado con la finalidad de que los Estados Unidos de América se adhieran, se comprometan y firmen el tema del respeto a la biodiversidad y la reducción de emisiones que afecten más al cambio climático, lo cual se han negado a firmar en las últimas cumbres del G7, la cual ahora se realizará este fin de semana en Francia.

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