La visita ayer de una nutrida delegación de congresistas de Estados Unidos, encabezada por la Líder de la Mayoría Demócrata, que es la Presidenta de la Cámara de Representantes, estuvo marcada por la distancia entre la delegación y el Gobierno de Guatemala. Mientras hoy el Presidente salvadoreño recibirá a los congresistas para hablar del tema migratorio, en el caso de Guatemala las reuniones fueron con la gente de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, jueces probos que han ayudado a fortalecer el Sistema de Justicia, miembros de la sociedad civil, de organizaciones no gubernamentales y con representantes del sector privado. Nadie de quienes en el gobierno están manejando el tema migratorio y los acuerdos con Estados Unidos se reunió con la delegación bipartidaria de los congresistas.

En cambio hoy es parte importante de la agenda que tendrán en El Salvador la reunión con el Presidente de ese país. Y es que el señor Bukele ha participado activamente en los esfuerzos encabezados por México y que también involucran a Honduras, para atacar la migración mediante políticas de desarrollo que se orienten a dar bienestar y oportunidades a los habitantes más pobres de esos países. Nosotros, en cambio, por andar con ese perverso maridaje orientado únicamente a atacar la migración por medio de políticas represivas, que llegan al colmo de calificar como buen trato lo que se está haciendo con los que son detenidos en la frontera de Estados Unidos, no reparamos en el efecto que la corrupción tiene en la pobreza de nuestros pueblos y lejos de enderezar el rumbo estamos caminando más directo al precipicio.

Bukele ha anunciado que buscará la creación de la CICIES, es decir la CICIG para El Salvador, porque sabe y entiende que mientras haya corrupción e impunidad no es posible alcanzar el pleno desarrollo que sería el único freno sustentable para la migración hacia Estados Unidos. Él sabe que el dinero que se roba termina robando también las oportunidades al pueblo y eso es lo que los obliga a abandonar su propia tierra porque no se ve ninguna esperanza de que por mucho que sea el trabajo se pueda llegar a algo de bienestar.

Morales no entra en el juego de una política migratoria más coherente que ataque las causas porque ha puesto al país al servicio del Presidente de Estados Unidos que usa el tema para su reelección y que necesita satanizar al migrante hispano. Por ello el muro y la patraña del país seguro que nos ha convertido en el hazmerreír del mundo.

Redacción La Hora

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