Juan Antonio Mazariegos

jamazar@alegalis.com

Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos G.

A dos días de que se celebre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2019, bien podría afirmar cualquiera que una opción válida es no hacer nada. Dice nuestra Constitución que la soberanía recae en el pueblo, quien la delega, para su ejercicio, en los distintos organismos del Estado. Este próximo domingo, más de 8 millones de guatemaltecos estamos llamados a acudir a las urnas con el propósito de ejercer esa soberanía, delegándola en quien a su vez ejercerá el cargo de mayor poder y responsabilidad en el país. Nosotros, en conjunto, decidiremos sobre nuestro futuro y el de los demás habitantes de Guatemala.

Hoy se debate o se afirma que la cooptación de los organismos del Estado llegó a tal extremo que estos omitieron cumplir con sus deberes o permitieron que los candidatos que llegaron a esta ronda final de las elecciones llegaran. De igual manera, se discute abiertamente sobre si esa misma cooptación impidió a otros candidatos llegar, aun contando con mayores méritos para ello.

Escuchamos también reclamos y críticas sobre lo imperfecta que es la democracia y sobre lo más imperfecta que luce en Guatemala, cuando se dice y es posible creer que hay gente alquilando su DPI o esperando su megabolsa de dádivas y regalos a cambio de un voto, sin importar o sin entender que tales actos no son más que pan para hoy y hambre para mañana.

Podemos afirmar igualmente que los candidatos aún en contienda o sus planes de gobierno (si es que nos tomamos el tiempo de analizarlos), no nos convencen o simplemente no simpatizamos con ellos. Pudo haberse quedado nuestro candidato favorito en primera vuelta o simplemente no nos identificamos con ninguno de los que queda. O peor aún, nuestro candidato quedó vedado por alguno de los procesos judiciales que dominaron el escenario político de la primera vuelta.

Aún y cuando, todos o alguno de los planteamientos anteriores sean correctos o le apliquen, continúa usted siendo el depositario primario de nuestra soberanía y tiene aún el poder, en conjunto con los demás guatemaltecos empadronados, en su voto, de impedir que nos sigamos desplomando. Cambiar Guatemala o la inercia que ésta lleva, en un solo acto es imposible, sin embargo, si hay algún punto de inflexión en donde puede revertirse esa tendencia, neutralizarse o cuando menos demorar el desplome total, es precisamente el día en que usted decide y ejerce su soberanía, no desperdicie la oportunidad, no nos prive de esa oportunidad absteniéndose, quedándose en casa, votando nulo o en blanco, por favor decida, manifiéstese y vote.

No hay otro momento para que los ciudadanos ejerzamos el poder, al tener el derecho al sufragio, delegamos nuestra soberanía por acción u omisión. Si las instituciones o el sistema no le han cumplido denuncie, usted mientras tanto, si cumpla con su país. No deje pasar la oportunidad de hacer algo, por los suyos, por usted mismo, vote.

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