Cartas del Lector

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*Jesús Abalcázar López
jesus.abalcazar@gmail.com

Aquí en Chapinlandia, la ciudadanía no cuenta con genuinas organizaciones políticas, donde se pudieran canalizar las aspiraciones más sentidas de nuestro pueblo, porque los mal llamados partidos políticos, se organizan únicamente con propósitos electoreros, con la finalidad de detentar el poder público y depredar al erario nacional, por medio de prácticas corruptas, al amparo de la impunidad que les provee la inmunidad, de la cual, en mala hora gozan, beneficio que debería de ser derogado, por propiciar “la mala crianza de los delincuentes de cuello blanco”.

En países con democracias más evolucionadas, maduras y funcionales, no tienen un sistema electoral con demasiados partidos políticos, porque esto no corresponde a las bien cimentadas ideologías, que rigen el pensamiento de los seres humanos, tanto en lo individual, como también formando parte de las muchedumbres o masas sociales, que marchan en pos de sus ideales y necesidades. Por esta razón, son pocos los partidos políticos, en el mundo civilizado, que ostentan la voluntad popular, para canalizar las inquietudes de las mayorías. La proliferación de partidos políticos no permite concentrar la comprensión de los ciudadanos en las verdaderas razones, intenciones y propósitos de tantos partidos políticos, que se forman sin tener una definición ideológica concreta, más que solo por el hecho de codiciar las riquezas del poder. Por lo que, en realidad nos encontramos en un verdadero “tin, marín, de do, pingüe”.

Por lo antes dicho, la mayoría de estas organizaciones electoreras e indefinidas, tienen un perecedero ciclo de existencia, es decir que, así como nacen también desaparecen, pero, en su fugaz existencia, dejan una huella de frustración, confusión y desencanto, en el ambiente de los electores. Pero, los representantes legales de dichos partidos, cuya cancelación se haya dictado, vienen con la debida desfachatez, a declarar que crearán otro partido político, para volver a las andadas, con todo y los vicios recurrentes. Consideramos que la Ley Electoral y de Partidos Políticos debería determinar nuevas restricciones para la creación de estas organizaciones, para evitar que se favorezca el multipartidismo, con partidos pequeños, sin representación popular, que solamente dividen el voto.

El otro asunto es el de comentar la incidencia de las últimas reformas a la ley electoral, que datan del 2016, donde se limitaron los tiempos para las diferentes fases eleccionarias, con lo cual se favoreció a los partidos con mayor permanencia en las arenas electoreras, tal como lo reflejaron los resultados de las votaciones. Además, al ser cortos los tiempos, los candidatos nuevos, no pudieron dar a conocer sus propuestas presidenciales, ni tampoco tener presencia física, con lo cual quedaron en total desventaja, frente a sus adversarios con mayor kilometraje en anteriores procesos electorales. Esto, es verdaderamente injusto, sobre todo por los principios universales de igualdad y equidad. Tuvimos unas elecciones plagadas de reclamos por las denuncias de inconsistencias y otras anomalías por los resultados de absoluta incredulidad, porque las cantidades reportadas por las mesas no cuadraron con las cantidades transmitidas vía internet, por los digitadores del TSE, por lo cual se dio un allanamiento al centro de cómputo, por parte del MP, para una investigación. Por aparte, hay acusaciones de fraude y se ha pedido la repetición de las elecciones, así como la renuncia de los Magistrados y otros funcionarios electorales, pero, el final, aún está por verse y sigue el suspenso.

*Periodista de la APG.

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