Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

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Sandra Xinico Batz
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Ayer, 21 de junio, mientras se conmemoraba el “Día Nacional contra la Desaparición Forzada”, la jueza Claudette Domínguez dejó en libertad a seis expatrulleros de Autodefensa Civil acusados de violaciones sexuales en contra de mujeres Achi’ entre 1981 y 1985. Luego de que los hombres eran secuestrados u obligados a servir en el Ejército, se aprovechaba el estado de vulnerabilidad de las familias a las cuales regresaban para violar a las mujeres, muchas de las cuales eran niñas cuyas madres y padres habían sido desaparecidos forzadamente.

La creación de las Patrullas de Autodefensa Civil formó parte de una estrategia militar genocida para poner a los pueblos contra los pueblos mismos. Se forzó a los hombres a matar a las personas de su propia comunidad. Fue una forma de control efectiva para que el enemigo estuviera vigilante en la comunidad que también era suya, lo que le permitía una cuota de poder que fue devastadora para nuestros pueblos. Las víctimas hasta hoy deben convivir con los asesinos de sus familias o sus violadores, que así como muchos fueron forzados a matar otros realmente lo disfrutaban, gozaban torturando y violando mujeres, niñas y niños.

También fue una estrategia someter a las mujeres a través de las violaciones, esto es algo que ya hemos visto en nuestra historia, del impacto que causa en la vida social y cultural de un pueblo el hecho de que se tome control del cuerpo de las mujeres para debilitar al enemigo, se ha visto la violencia sexual como una herramienta para ganar “cancha”, para el sometimiento de comunidades enteras. Desde la Colonia las mujeres fueron vendidas o regaladas a los españoles para serviles sexualmente y para facilitarles la introducción a los pueblos que querían dominar, estas mujeres no solo fueron aborrecidas por su propia gente sino también expulsadas y obligadas al destierro.

El odio que en este país se tiene hacia las mujeres es el resultado de un proceso sistemático, eso quiere decir que ha sido provocado, pensado y se aprende. Garantizar el sometimiento ha implicado para la hegemonía mantener las estructuras para que todo funcione como debe funcionar. Las mujeres mayas en este “funcionar” cargamos con el racismo y el patriarcado, la historia lo demuestra. Nada para las mujeres mayas ha cambiado desde hace 500 años.

Todo este país se construyó siendo un fraude para los pueblos originarios. El odio y miedo que nos tienen a los pueblos sigue vivo, a flor de piel, por eso el genocidio no ha terminado, por eso la insistencia en el olvido y la desorganización. El olvido ha sido impuesto y por supuesto que es efectivo para la dominación. El Estado y sus verdaderos dueños no cederán el poder, sus leyes tampoco nos favorecerán.

El hambre y la muerte es la cotidianidad de países como este, tan pequeño y tan injusto. ¿Cómo puede caber tanto dolor en una tierra tan chiquita? En este sistema la humanidad razona para encontrar las formas de dominar a sus semejantes. Y adoran a Dios.

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