Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Los objetivos tradicionales de las convenciones de los partidos son: la nominación de candidatos y la elaboración del programa… Pero, y de eso hay más que pruebas, sabemos que los candidatos son nominados por los dueños de los partidos y sus amigos. En cuanto al programa, su misión es continuar con la política actual.

Finalmente, la campaña electoral, tiene el único propósito de hacer un gran despliegue publicitario en torno al candidato y que él tome la delantera ante los otros. Es interesante observar que las campañas no están dirigidas a los objetivos originales de los partidos.

William Shakespeare escribió que “Nada es bueno o malo en sí mismo, todo depende de lo que pienses” y Daniel Gilbert, un eminente psicólogo sostiene que es posible ser feliz, a pesar de la ocurrencia de una situación dramática. Según él, el ser humano tiene un sistema fisiológico y psicológico, que le permite sentirse bien incluso cuando ocurre un evento desafortunado personal o social. De hecho, cree que tendemos a sobrestimar el impacto negativo de un episodio traumático y por consiguiente llega un momento en que nos da lo mismo quien se ponga enfrente de nosotros. Los investigadores han demostrado que personas que se habían paralizado como resultado de la pérdida de su candidato, de su equipo, en lo que canta un gallo, retoman el mismo grado de felicidad que el del grupo de ganadores. Después del evento, a muy pocos les cambia la vida. Conciudadanos, no existen las elecciones ideales y miren esta historia cuanta enseñanza deja:

Un candidato declaró con orgullo:
– Reparto láminas entre los pobres, pidiéndoles que voten por mí.
Su contrincante riéndose le respondió:
– Yo no gasto en cosas, les muestro lo miserable que eres, que es un error que voten por alguien que les dio láminas en lugar de casas y…
Lector: La estrategia de lo menos peor No existe y menos entre más alternativas hay. Cuando hacemos una mala elección, siempre estamos intentando escapar de una peor elección. Kenneth Arrow, premio Nobel de economía, hace rato demostró con una paradoja y otras consideraciones lógicas, que un sistema electoral plenamente democrático (no se diga uno como el nuestro) es en principio IMPOSIBLE que elija bien. No existe una regla de elección. ¡Queridos expertos! dejen de andar diciendo que existen reglas de selección de preferencias individuales. Eso de voto razonado es simplemente una mentira, y menos que votar fortalece la soberanía y la democracia. En 1972 Wilson demostró, que no existe un procedimiento de votación realista que no pueda ser manipulado. Los matemáticos conocen estos fenómenos de agregación y desalojo que forman parte de la teoría del caos. Por consiguiente, entre plaga y epidemia no hay alternativa. No puedo votar por una política a la que no me adhiero en absoluto y rechazo el discurso de culpabilidad que obliga al ciudadano a negar su libertad de no votar por alguien que es culpable y lo seguirá siendo. Me niego a ser el “voto útil”, que no hace más que elevar el índice de lo mismo.

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