Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos
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Las sociedades necesitan un sistema de ideas que las guíen. El asunto es que, en el caso de Guatemala, este sistema de ideas está aparejado al poder económico y al poder político, porque estamos prácticamente frente a la dictadura de quienes controlan dichos poderes. Controlar pues las ideas se vuelve estratégico para el mantenimiento del statu quo. Dicho control es ejercido a través de la producción y transmisión de ideas, símbolos y visiones del mundo, que son vertidas en las mentes en espacios de socialización, la escuela, las iglesias y a través del propio Estado. El poder político sirve de caballo de Troya al poder ideológico. Bien entonces, aborrecer las ideologías es un equívoco, porque a través del sobado discurso que estas son dañinas, se está imponiendo una única manera de pensar, una ideología.

En Guatemala han cambiado los detentadores del poder político a través de la historia, pero nunca han cambiado los que mantienen el poder ideológico. Actualmente, los medios con los que el poder ideológico puede desarrollarse y expandirse, han aumentado exponencialmente. Los más media tienen una penetración casi total del territorio nacional, al igual que las iglesias evangélicas. La comunicación en tiempo real a través de dispositivos móviles es ya parte de la normalidad. La expresión de ideas, especialmente con imágenes, es un instrumento de mantenimiento del poder ideológico. Cuántas veces hemos reproducido, por ejemplo, “memes” racistas, machistas, conservadores, etc. Pues estamos reproduciendo ideas, que no son de generación espontánea, tienen una fuente estructural que lanza mensajes claros a todo tipo de audiencias.

El ataque virulento a las ideas propias o contrarias a las dominantes, no necesitan netcenters, tienen una masa dispuesta a defender lo que creen son sus ideas. Hablar en redes de la interrupción del embarazo, derechos sexuales y reproductivos, machismo, derechos humanos, es encasillado por la ideología dominante como “ideología de género”. Así han empaquetado eficazmente de manera negativa lo que incomoda a los dueños de la finca y a los “perros del hortelano”. Es decir, usan el petate del muerto para asustar con eso de que las ideologías son dañinas, pero imponen la propia. Irónico o cínico, quizá es ambas.

Lo mismo pasa con lo de izquierda y derecha, la estructura lanzó el mensaje que izquierda y derecha ya no existen. La derecha desde sus aparatos ideológicos lanza esto, la masa lo consume a través de todo tipo de mensajeros y al final resulta siendo un despropósito ser de izquierda. Sin embargo, ser de derecha sí es aceptado, esto, porque se liga a la derecha a Dios, a la Patria y la Libertad. Y la izquierda es ligada a la falta de temor a Dios, ideas foráneas y dictadura. Bonita manera de imponer una ideología.

Pues la ideología dominante desde la creación de la República ha sido un fracaso total. La vergonzosa distribución de la riqueza así lo demuestra, así como todas las asimetrías que mantienen al país en lugares destacados de corrupción, impunidad, etc. Así que en lugar de seguir aceptando que las ideologías son dañinas, quizá debamos explorar en ellas, separarlas de los intereses particulares, desmovilizar de nuestras cabezas las verdades absolutas y repensarnos como individuos y como sociedad.

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