Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos.” William Shakespeare

Desde que el mundo es mundo, el espacio físico en el que hombres y mujeres (más los hombres) confiesan sus pensamientos más íntimos, muchas veces sin que exista una relación formal, pero si una relación, es en la cama, el relajamiento sumado al acercamiento y la proximidad, hacen hablar más de la cuenta a cualquiera, de ahí la necesaria separación de las relaciones pasionales, amorosas y amistosas de las estrictamente profesionales.

En la mayoría de empresas existe la política que prohíbe que cuando dos personas se casan, uno de los dos debe abandonar la institución, derivado de que las relaciones sentimentales de alguna forma debilitan a uno de los dos sujetos, que puede confundir los dos espacios, debilitando su capacidad de resguardar el secreto profesional, que debe prevalecer por sobre los secretos de alcoba.

Ejemplos a lo largo de la historia se cuentan, tanto en forma de leyendas, como casos reales de las consecuencias de las relaciones pasionales, y como, el mezclar la fogosidad con los negocios y el trabajo, ese mix, no ha dado los mejores resultados para algunos de los protagonistas.

Uno de los casos más sonados a nivel mundial es la del Chapo Guzmán a quien sus múltiples examantes se han convertido en colaboradoras contra él, y revelaron secretos que conocieron por su relación “sentimental”, si de alguna forma puede llamarse, un ejemplo es el de Guadalupe Sánchez, una expareja, que contó en el juicio que se sigue contra el narcotraficante, cómo lo ayudó a comprar y enviar cargamentos de marihuana, consiguiendo un beneficio para ella.

Viene a colación lo anterior, por la noticia que ha circulado, sin grandes aspavientos, y sin que nadie se haya rasgado las vestiduras, teniendo el caso una connotación ética, legal y ante todo institucional, el caso al que me refiero es el del investigador de la CICIG, Ramírez Cartín, implicado directamente en la investigación de casos relacionados con el extinto Byron Lima, este señor llevando investigaciones que lo comprometen profesional y éticamente, mantiene un romance con la pareja al momento de su muerte de Lima, Oliva. Saraí Reyes Ochoa, actúa como colaboradora eficaz en el Caso Pandora, y es testigo en el asesinato de Lima Oliva, situación por demás delicada porque la labor del “investigador” si alguna vez fue objetiva, dejó de serla, desde el momento que se involucra con la pareja del fallecido.

Como en el país, no todo se corta con la misma tijera, ha existido un silencio especial en relación al caso, desmarcándose la propia institución con el argumento que: “Sí es un funcionario de CICIG. No tenemos ningún comentario sobre su vida privada de él ni de colaboradores eficaces”. Sin embargo, no han tenido ningún empacho los representantes del mismo ente, en destruir la vida de vivos y muertos desvelando su vida privada, cuando así ha convenido.

Un ejemplo, que no deja de ser de actualidad, por el desprestigio que se vertió contra el fallecido, es el caso Rosenberg, en el que el representante en turno de la institución encargada de luchar contra la impunidad, a pesar del video post mortem del fallecido, lo inculparon de haber planeado su propio asesinato.

En ese y otros casos, no se han tentado la mano para hacer pública la vida privada de los protagonistas, siempre y cuando convenga a sus intereses, ¿Por qué, entonces, ese silencio cómplice en un caso tan delicado, como el hecho que el investigador de los casos conocidos como Pandora y la Sexta, tenga relaciones sentimentales con una pieza importante en los dos casos.

La coherencia entre lo que se pregona, se exige, y lo que se es, es un pilar fundamental para mantener la credibilidad de la persona como parte de la institución, y de la institución misma.

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