Luis Enrique Pérez

lepereze@gmail.com

Nació el 3 de junio de 1946. Ha sido profesor universitario de filosofía, y columnista de varios periódicos de Guatemala, en los cuales ha publicado por lo menos 3,500 artículos sobre economía, política, derecho, historia, ciencia y filosofía. En 1995 impartió la lección inaugural de la Universidad Francisco Marroquín.

post author

Luis Enrique Pérez

El denominado “Foro Guatemala” ha planteado una propuesta destinada al Organismo Legislativo, al Organismo Judicial y al Organismo Ejecutivo, para “la modernización del país”. El foro pretende que la propuesta pueda “ser asumida” por las próximas autoridades legislativas, judiciales y ejecutivas.

Es una propuesta que propende a la abstracción y no a la concreción; a la generalidad y no a la particularidad; a la ambigüedad y no a la precisión. Pruebas de esa propensión son frases como “institucionalidad firme y efectiva”, “visión estratégica”, “posicionamientos ante la coyuntura”, “agenda de país viable”, “situación nacional compleja, preocupante y potencialmente conflictiva”, “urgencias coyunturales”, “direccionalidad de cambios fundamentales” y “desafíos y cambios estructurales”. Podrían haber sido agregadas frases como “trascendencia galáctica”, “prioridad metafísica” o “urgencia teológica”.

En la propuesta destinada al Organismo Ejecutivo, la caótica fantasía y la confusión mental triunfan sobre el lúcido intelecto y la ciencia económica. Por ejemplo, el Organismo Ejecutivo debe ser un rector de la economía, ansioso de desarrollo rural y reducción de la pobreza; y de competitividad y de “seguridad alimentaria”, y de “desarrollo de un modelo económico” en el cual “el talento humano sea el principal recurso que eleve la competitividad nacional”.

Precisamente la intervención del Organismo Ejecutivo con el fin de dirigir la economía ha dificultado y hasta impedido desarrollar regiones rurales y reducir la pobreza, e incrementar la capacidad competitiva del país en el mercado internacional, y aumentar la oferta de alimentos, y aprovechar más el “talento humano”. Ese dirigismo político de la economía ha sido supremo creador de pobreza.

El Organismo Ejecutivo puede contribuir a la prosperidad; pero no por ser rector de la economía, sino por abstenerse de ser un obstáculo para el ahorro, la inversión, la formación de capital, la productividad, la demanda de recursos humanos y, finalmente, el aumento general de riqueza.

En la propuesta destinada al Organismo Legislativo destaca la pretensión de reformar o de crear leyes. Por ejemplo, reformar la Constitución de la República, el Código Procesal Penal y la Ley Electoral y de Partidos Políticos; o crear una nueva ley de contrataciones del Estado. Empero, solo se declaran finalidades, como si tal declaración fuera suficiente para saber cuál tendría que ser la reforma o cuál tendría que ser la nueva ley, y como si, entonces, estuviera excluida la posibilidad de que la ley reformada fuera peor que la ley original; o la nueva ley fuera peor que la vieja ley.

En la propuesta destinada al Organismo Judicial la propensión a la abstracción, la generalidad y la ambigüedad es ya una viciosa obstinación. Por ejemplo, habría que “generar las condiciones necesarias para una adecuada implementación de la nueva ley de carrera judicial”. ¿En qué consistiría generar condiciones necesarias, y no condiciones innecesarias? ¿En qué consistiría una implementación adecuada, y no una inadecuada? Por supuesto, no tendría que haber una ley de la carrera judicial, sino una adjudicación vitalicia de la magistratura o de la judicatura, de la cual surgiría la carrera judicial.

Post scriptum. El Foro Guatemala está constituido por dieciséis instituciones. Podrían ser mil. No por ello la propuesta del foro perdería su intrínseco atributo de ser una ridícula pretensión de “modernización del país”.

Artículo anteriorSegún estudio de Mitofsky Group, Aldana y Ríos encabezan intención de voto
Artículo siguienteMorena, desarrollismo y posdesarrollismo