Subiéndose al mismo carro de la candidata Sandra Torres, ayer el Ministro de Salud arremetió contra la Fiscalía Especial Contra la Impunidad sin enterarse siquiera que no era esa Fiscalía la que presentó las acciones de antejuicio en su contra por abuso de autoridad. Como entre los corruptos es la FECI la responsable de todas sus desgracias, el doctor Soto dio por sentado que la denuncia había sido formulada por el equipo que dirige Juan Carlos Sandoval, eficiente fiscal al que le cae palo a diestra y siniestra, convertido en la piñata favorita de los pícaros habidos y por haber.

Los funcionarios no pueden hacer lo que les da la gana, contra lo que siempre se ha pensado y hecho, sino que tienen que enmarcar sus actuaciones en los términos de la ley y cuando incurren en abusos, como el despido arbitrario de una persona que se resistió a obedecer órdenes ilegales, deben encarar las consecuencias y asumir las responsabilidades que les corresponden.

La Fiscalía contra la Corrupción investigó por un año una denuncia presentada contra el Ministro de Salud Pública, y finalmente ha presentado las acciones de antejuicio. La ofendida presentó las pruebas del caso y las mismas sirven de fundamento a la solicitud formal presentada y de esa cuenta se inicia el proceso. Pero bastó que a Soto le dijeran que había un antejuicio en su contra para que dispusiera arremeter contra la FECI que, según sus palabras, no los deja trabajar. Y es que sobre esa Fiscalía ha caído la enorme responsabilidad de iniciar todos los procesos derivados de investigaciones de corrupción realizados por la CICIG y Soto, sin averiguar más detalles, supuso que ya había sido descubierto en algo relacionado con ese tipo de procesos y, como Torres, no tuvo más respuesta que la de pasar al ataque en contra de los fiscales, repitiendo el discurso uniformado que tienen todos los pícaros cuando se ven descubiertos en alguna mañosería.

El pez por la boca muere, reza el refrán, y resulta que al Ministro de Salud le traicionó el subconsciente, puesto que estaba siendo sindicado por otra fiscalía, pero bastó que escuchara la palabra antejuicio para subirse al ya abarrotado barco de los que repiten la misma cantaleta.

En otras palabras, hasta en lo que no le va ni le viene le tiene que caer a Sandoval y su equipo, significado por un arduo y eficiente trabajo en contra de los corruptos en este país, mismo que se trata de desmontar a como dé lugar.

Redacción La Hora

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