René Leiva
Insidiosos confabulantes. Dentro del llamado Estado fallido, fallado o fracasado, los actuales (2016-2019) tres “poderes” del Estado, sus mandamases y cuerpo de achichincles/asesores, habituados a la corrupción y la impunidad ya establecida y enraizadas en su ADN, cítense a puerta cerrada para almorzar y, de pasada, seguir ejercitándose en el viejo arte de confabular, conspirar, intrigar, tramar, maquinar y complotar contra las decrépitas instituciones, leyes y organizaciones fundamentales del país de la eterna, ello con el tácito o expreso beneplácito del CACIF y el Ejército, lo cual es un paso más en la guerra, por otros medios, contra el pueblo, la sociedad, la nación. El dudoso talento de vivir en la mentira, el engaño, la farsa; vida postiza, fingida, falsa, cercana a la negación, la sombra, la muerte. Los seculares vencedores fácticos, ahora con las armas de la corrupción y la impunidad, no conocen los límites de su dominio. (Con información de la politóloga Delia Lau Arzubico.)
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Los Hermanos Caradura. Expertos consultados no creen que por el hecho de que los comicastros conocidos como Hermanos Caradura sean chafas, corruptos y ladrones descubiertos y denunciados, la CICIG haya sido expulsada y al famoso “Estado de Derecho” lo siguieran socavando y torciendo hasta su casi extinción. Los Hermanos Caradura, aseguran los conocedores, sólo encajaron muy bien, por su proclive naturaleza retorcida, en el complejo y multisectorial sistema político-económico-social en el que corrupción/impunidad son, a su vez, el dios/profeta encarnado en el sagrado pisto. La carroña cría gusanos.
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Concierto de las Naciones. En el denominado y raras veces escuchado concierto de las naciones, ¿qué instrumento tocaría ejecutar a Guatemala? No la marimba, por cierto, ni el tun y la chirimía… Porque en el supuesto de que dicho concierto se lleva a cabo de vez en cuando, puede conjeturarse que la orquesta es convencional, y aunque fuera un concerto grosso, o sea para varios instrumentos solistas, no es fácil, no es fácil suponer que Guateanómala participase, dado que a estas alturas somos un Estado, ajá, fallido, un país paria, una mala caricatura de democracia, una república secuestrada por la omnipotente corrupción/impunidad. En resumen, nunca tendremos oportunidad de ni siquiera pito que tocar en el armonioso y espectacular concierto de las naciones.
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Sufragiología. En teoría, votar o no votar debería ser un acto de cultura política con varios años de aprendizaje y preparación, al menos desde la lactancia, el jardín de niños y la escuelita de párvulos, a pausas, mediante información básica y documentada sobre el continuado y acumulado desastre social que han sido los llamados gobiernos los últimos sesenta años, ello como asignatura más democrática que obligatoria para beneficio comunitario. Que en cada votante haya un potencial doctor en politología especializado en sufragiología, y, de ser posible, magíster en abstenciología.
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Fulgencio Chancol: “Hay quienes son como libros abiertos, pero en blanco, o en un idioma marciano, o profanados por anotaciones al margen y subrayados, o con hojas arrancadas, o ilustrados por la polilla, el moho y manchas de dudoso origen.”
