Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González
 
 La mayor gloria de la vida no reside en no caernos nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.
Nelson Mandela

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un importante problema de salud pública que afecta a  120 millones de personas en el mundo, de los que  25% tienen acceso a tratamientos efectivos.  Según estimaciones, la depresión pasará a convertirse en el año 2020 en la segunda causa de discapacidad, después de las enfermedades cardiovasculares.

El Trastorno de Depresión Mayor es una enfermedad mental que se caracteriza por la pérdida de interés o de placer en actividades anteriormente consideradas agradables, y en un bajo estado de ánimo persistente durante un periodo mínimo de dos semanas.

Además, la depresión suele estar acompañada por una serie de síntomas cognitivos, conductuales, emocionales y físicos que perjudican gravemente la vida de la persona afectada (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM – 5).

El trastorno de depresión mayor puede afectar a personas de cualquier edad, condición económica, nivel educativo o cultural y suponen un gran coste para el individuo, la familia, el sistema sanitario y la comunidad en general.

El modelo biopsicosocial en el tratamiento de la depresión explica que  son tres los factores que desempeñan un papel significativo en el desarrollo de los trastornos depresivos. Estos factores son psicológicos como: pensamientos, creencias,  emociones, conductas y estrategia de afrontamiento frente al estrés; sociales  como: problemáticas familiares, desempleo, dificultades económicas, discriminación y factores ambientales del lugar en que vive el sujeto y biológicos, explica la OMS.

En vista de ello  es importante vigilar  especialmente  a los adolescentes y jóvenes en esta época de inicio de clases y  del mundo laboral que puede ser causa de estrés o aprensión  pues si no se  controlan, las emociones y sentimientos pueden causar enfermedades mentales.

El uso cada vez mayor de las tecnologías puede generar tensiones adicionales, y depresión. Las emergencias humanitarias, conflictos, desastres naturales y epidemias, igualmente pueden generar  angustia y  enfermedades mentales que desencadenan  en   suicidio; la segunda causa de muerte entre los 15 y los 29 años.

El abuso  de alcohol y de drogas ilícitas  es un gran problema en muchos países y puede generar comportamientos peligrosos, así como las prácticas sexuales de riesgo o la conducción temeraria. Otro problema son los trastornos alimentarios que se producen cuando  la imagen corporal no es  aceptada y se deja influir por la moda.

Los padres y los profesores pueden contribuir a crear en los niños y adolescentes aptitudes que les ayuden a hacer frente a los retos que se encontrarán cada día en casa y en la escuela.  La inversión pública y la participación de los sectores social, de salud y de la educación en programas integrales, integrados y basados en evidencias para la salud mental de los jóvenes son esenciales. Indica  el  objetivo del Día Mundial de la Salud Mental de este año.

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