Anoche, mientras los magistrados de la Corte de Constitucionalidad conocían las acciones de amparo interpuestas tras la decisión del gobierno de dar por terminado de manera unilateral el Acuerdo que dio vida a la CICIG, Estados Unidos tomó posición al respecto mediante un comunicado en el que afirman: “A los Estados Unidos le preocupa el futuro de los esfuerzos anticorrupción en Guatemala. El Estado de Derecho, la reducción de la corrupción y el fin de la impunidad son claves para la seguridad, la estabilidad y la prosperidad, no solo en Guatemala, sino en toda la región. El gobierno de los Estados Unidos mantiene su compromiso de apoyar a las instituciones guatemaltecas y al pueblo guatemalteco en su lucha continua contra la corrupción y la impunidad. Instamos a todos a preservar la paz y evitar la violencia”, mensaje que fue difundido por la Embajada de ese país luego de que ya se había emitido el comunicado del G13 y los países donantes en el que también aparecía el nombre de Estados Unidos de América.

Es relevante ver el preciso contenido del comunicado, puesto que la preocupación por el futuro de los esfuerzos anticorrupción resulta de la actitud del gobierno en contra de la CICIG que lidera esa lucha. Pero continúan afirmando que el Estado de Derecho, la reducción de la corrupción y el fin de la impunidad son claves para la seguridad, la estabilidad y la prosperidad. En otras palabras, están llamando a que se respete el orden jurídico interno que se violenta gravemente cuando alguna autoridad obligada a acatar los fallos de las Cortes los desobedece.

El silencio que mantuvo durante meses Estados Unidos frente a las acciones oficiales alentó sin duda el avance de los planes dictatoriales que continúan con el propósito de descabezar a la misma Corte de Constitucionalidad, sobre todo porque quienes realmente dirigen el empeño advertían al gobernante que ese silencio era una forma usual de Washington para dar luz verde. Anoche terminó esa patraña porque el comunicado no deja lugar a dudas. Se apoya la lucha contra la corrupción y el Estado de Derecho, así como el fin de la impunidad que es absolutamente necesario para asegurar el pleno imperio de la ley.

Corrupción y migración no son dos fenómenos aislados puesto que la primera genera pobreza y ha debilitado al Estado agravando las condiciones de seguridad. Por la corrupción crece el crimen organizado que se ampara en la impunidad y nuestra gente huye por la pobreza y la violencia, tema que preocupa a EUA.

Redacción La Hora

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