Juan Francisco Reyes

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Juan Francisco Reyes López
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Independientemente del país al que nos refiramos, tanto los gobiernos como entidades militares y civiles se han organizado para planificar, conocer y ejecutar actos de inteligencia en el ramo civil, en el ramo comercial y, por supuesto, en el ramo militar.

Hoy, lenta pero categóricamente, se admite que se ha planificado y realizado la muerte de diferentes Presidentes de los Estados Unidos. El que más llama la atención es el caso de John F. Kennedy, quien en Dallas, Texas fue asesinado de tal forma que se hace imposible pensar que una sola persona, con una vieja carabina, haya podido dispararle y asesinarlo cuando se desplazaba en un vehículo convertible, donde el gobernador Connally, su esposa y la primera dama, Jacqueline Kennedy salieron heridos.

El presidente Kennedy fue asesinado por disparos que van de adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante. Además de admitirse el hecho, también se admite la posible participación de agentes cubanos y de agentes del FBI.

¿Por qué se ha tardado tanto el sistema para reconocer que hay asesinatos de Estado?

¿Acaso este caso particular es único?

¿No ha sucedido en países como el nuestro, en donde fue asesinado Carlos Castillo Armas y hasta la fecha no contamos con la versión completa?

¿Acaso en República Dominicana no se han producido también estos hechos?

Qué podemos responder los ciudadanos en el mundo cuando en un aeropuerto internacional dos miembros de Asia acarician la cara del hermano del Presidente del norte y este en menos de media hora está muerto. Es eso inteligencia o es degeneración en la forma de asesinar a quienes complican la existencia en un país.

Guatemala, a pesar de todo lo que digan, no es la excepción. Acaso no hay información suficiente para saber que se han comprado equipos telefónicos y otros equipos de inteligencia para manipular las decisiones del Estado. ¿Cómo saberlo? ¿Será imposible?

Uno de los muchos órganos que en Guatemala existe está equipado con tecnología multimillonaria; sin embargo, nadie puede garantizar lo que se hace ahí, ni siquiera la Presidencia de la República.

Qué hará el presente y el futuro gobierno para que los ciudadanos sepamos de forma garantizada lo que pasa en el Ejecutivo, en el Legislativo y el Organismo Judicial. La verdad está en manos del Estado.

El ejemplo de Kennedy y de otros personajes mencionados coloca a todo el mundo, sin excepción, en la necesidad de encontrar una respuesta que sea válida y no que uno o varios funcionarios puedan decir quién mató a monseñor Gerardi pero no lo puedan comprobar de forma certera y que no se tengan preguntas ni cuestionamientos, incluso que entidades autónomas como la Universidad de San Carlos puedan preguntar y responder en relación al tema.

Podría pensarse que el Ministerio Público, a pesar de su responsabilidad legal, puede retorcer la verdad y salirnos un día con una acusación y otro día con otra, por eso es tan grave los planteamientos que se hacen en el presente artículo, donde incluso históricamente se nos dice que fue un perro el principal responsable de un crimen de lesa humanidad, como el que se cometió con Monseñor Gerardi.

¿Cuál es la diferencia entre asesinar a un obispo tan prestigioso o a un simple enemigo del Estado?

El expresidente Óscar Berger está manchado al igual que están varios de sus funcionarios que nos hablan de la inteligencia militar, que nos hablan de las Secretarías de Inteligencia pero en el fondo nos dejan igual que un país desarrollado donde mataron a Kennedy.

¡Guatemala es primero!

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