Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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A mediados de la década de los 70, un grupo de economistas chilenos, la mayoría egresados de la Universidad de Chicago (de allí el sobrenombre de Chicago Boys), donde fueron influenciados por las ideas liberales que los profesores Milton Friedman y Arnold Harberger enseñaban, llegaron a Chile a aplicar reformas económicas (control de la gestión presupuestaria gubernamental, apertura de la economía y descentralización de la misma) y sociales (erradicación de la desnutrición crónica infantil e incremento de la cobertura educativa) que sentaron las bases de lo que hoy es la economía chilena.

Las reformas económicas para liberalizar la economía promovieron una mayor inversión en empresas, principalmente en “clusters” o empresas interrelacionadas de un mismo sector económico donde tenían una ventaja comparativa sobre otros países. De esta cuenta, se desarrollaron industrias en los campos de minería (Chile es el mayor productor y tiene las mayores reservas de cobre del mundo), madera (principalmente celulosa de papel), acuicultura (harina de pescado y salmón, producto en el que son el segundo mayor productor en el mundo) , vinicultura (con cepas importantes han tenido una excelente adaptación climática) y fruticultura (principalmente en uvas y manzanas, ya que tienen la ventaja de que están ubicados en el hemisferio sur y su temporada de cosecha es opuesta a la de los grandes mercados mundiales como USA y la UE, logrando colocar su producción en dichos mercados).

Sin embargo, el gran logro que tuvieron los chilenos, durante la dictadura y después de la misma, fue en el plano social, algo que muy pocas personas conocen. Es más, de no haber emprendido estas reformas sociales invirtiendo en la población más necesitada, las reformas en el plano económico hubiesen sido un rotundo fracaso, ya que no hubiesen contado con el capital humano adecuado para lograr los niveles de productividad y tecnificación que lograron desarrollar en dichas industrias. En primer lugar, comprendieron y reconocieron que contaban con un serio problema de DCI (Desnutrición Crónica Infantil), por lo que se dieron a la tarea de erradicarla, ejecutando un plan sistemático en el cual identificaron las áreas y la población (niños) con mayor incidencia del problema, dotaron de infraestructura y recursos (clínicas de recuperación, personal y medicamentos) a dichas áreas para recuperación de niños ya afectados por DCI y prevención de la misma en los prenatales. En segundo lugar, instauraron un sistema de salud pública por medio de Fonasa en el cual lograron una amplia cobertura para la población en servicios de salud, llegando a atender a más del 70% de la población para el año 1990. En tercer lugar, instauraron un sistema de educación universal y obligatorio para los niveles básico y medio (primaria y secundaria), además de proveer financiamiento para la formación superior, donde destacan universidades, centros de formación técnica e institutos profesionales, de tal forma que han logrado formar a una importante proporción de mano de obra calificada como porcentaje de su población económicamente activa.

En la última columna explicaré a fondo la interrelación entre las políticas económicas y sociales.

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