Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

En el mes de mayo reciente se desató una violencia sin precedentes en la historia reciente de Nicaragua, según algunos ni siquiera cercana a la ejercida por Somoza. Desde ese mes a la fecha, el gobierno dictatorial Ortega y Murillo, cuentan con una cauda de asesinatos de 325 personas; así mismo son responsables de que más de 40 mil nicaragüenses sean desplazados forzosamente y de que más de 400 mil hayan sido despedidos de su trabajo por la crisis económica hoy generada ante el clima de violencia y represión.

Sin embargo, esta dictadura no se detiene en su afán desproporcionado por privilegiar a una elite económica a la cual hoy pertenece y decide eliminar a toda la oposición y cerrar todo espacio de participación ciudadana. De esa cuenta, hace dos días la Asamblea Nacional decidió cerrar dos organizaciones, una de las cuales es sin duda referente de la defensa de los derechos humanos en la región. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) fue fundado por Vilma Núñez que ha entregado más de sesenta años de su vida a luchar por los derechos y libertades de los pueblos en Nicaragua y es y ha sido un ejemplo para el resto de defensores y defensoras de derechos humanos en nuestros países. Pero Junto al Cenidh la Asamblea ha cerrado también a la organización Hagamos Democracia, al Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud, el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP) y ayer a otras cinco organizaciones más.

Pero evidentemente en la región, no sólo Nicaragua corre esta suerte de contar con traidores de la patria en el ejercicio del poder, también está Honduras y Guatemala. El primero de ellos, luego de un Golpe de Estado en 2009 en el cual todas las oligarquías de nuestros países cerraron filas, el cual fue continuado con dos fraudes electorales, de donde hoy resulta en el poder Juan Orlando Hernández, quien se ha dedicado a privilegiar las inversiones privadas, privilegios, corrupción e impunidad. De ahí que en un país empobrecido, inseguro y sin oportunidades se haya dado inicio a lo que hoy conocemos como la Caravana de Migrantes y que no es más que un masivo desplazamiento forzoso.

Guatemala por su parte, con un gobernante incapaz, que hace reiteradas acciones que lo retratan tal cual el vulgar borracho que es, pero que de manera servil sigue al pie de la letra los designios de lo que se ha denominado el Pacto de Corruptos y con ello aumenta la violencia, la impunidad y sin lugar a dudas la pobreza y la desesperanza de la sociedad. Es en este marco, donde debemos de comprender que el fenómeno que hoy vive Guatemala, no es exclusivo de nuestro país, sino es un problema de carácter regional y que como tal, también tiene un abordaje y una salida regional; nuestros Pueblos deberán de emprender la amplia articulación y lucha regional para derrotar estos gobiernos.

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